Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


viernes, septiembre 07, 2007

Hasta luego…

Colombia es uno de los pocos países que ha podido salir del anonimato que corresponde a las naciones pequeñas y subdesarrolladas. Somos conocidos en casi todos los países y ese selecto grupo de instituciones transnacionales, que llaman ‘la comunidad internacional’, nos tiene bien presentes. En un principio éramos distinguidos como los productores de cocaína más grandes del mundo y nos hicieron famosos los escándalos de nuestros narcos y las exuberancias de una democracia tropical acorralada por guerrillas, paramilitares y drogas. Esa comunidad internacional posó sus ojos sobre nosotros como pájaros que nos observan y nos juzgan permanente, y entonces se convirtió un una tema obligado para la política nacional.

Pero mejorar nuestra imagen y la del Gobierno colombiano no ha sido simple. Existían muchos prejuicios en nuestra contra originados en las ‘campañas de promoción’ de las Farc y otras organizaciones al margen de la ley. Con retóricas románticas e idealistas habían confundido a los extranjeros sobre lo que sucedía en el país.

Este Gobierno y su manera clara y precisa de abordar los asuntos han producido el milagro de que la comunidad internacional empiece a ver lo que realmente esta pasando en Colombia. El canciller Araújo ha llevado el drama del secuestro ante los ojos internacionales, lo que permitió que entenderían lo terrible del asesinato del los once diputados. Además, pudieron apreciar el comportamiento ruin y bajo que ha tenido las Farc a la hora de entregar los restos de sus víctimas. Las acciones del Ejército les permiten conocer el diario de la soñadora holandesa convertida en derribadora de helicópteros y los datos de un computador donde los ‘rebeldes’ deciden fusilar a personalidades de la vida pública y atentar contra la vida y bienes de los demás colombianos con bombas. Son evidencias contundentes que los obliga a ver que son las Farc realmente. Finalmente, la vinculación de Chávez es la pieza definitiva para que las izquierdas soñadoras confronten las realidades terribles que esconden las Farc. Es un gran logro haber conseguido que la realidad le gane a la retórica.

Colombia vive un momento muy intenso y reflexionar sobre estas realidades es un ejercicio que nos enriquece y nos prepara para un mejor futuro. Los meses que he tenido esta columna he profundizado en mis propias concepciones sobre la política, las instituciones y nuestro país y espero que hayan contribuido para que alguien, en algún momento, reflexionara sobre sus propias ideas. Infortunadamente esta será mi última columna por un tiempo. Ha sido un gran honor poder escribir en un periódico como El Pais, que tiene la ventaja de no representar los intereses centralistas de la capital y que además se caracteriza por unos lectores informados y cultos, como lo demuestra la seriedad de sus comentarios, siempre respetuosos a pesar de la discrepancia. Por esta oportunidad estaré por siempre agradecida con este diario y con sus lectores. Y como dice la canción, este no es un adiós es sólo un hasta luego.

publicado en El Pais- Cali
Septiembre 08 de 2007
http://www.elpais.com.co/historico/sep082007/OPN/opi5.html

sábado, septiembre 01, 2007

Pena de muerte por computador

La seguridad democrática del gobierno del presidente Uribe ha logrado reducir de manera sustantiva los ataques de las Farc a las poblaciones y a los ciudadanos, pues la presión del Ejército ha desplazado la ilegalidad hacia zonas apartadas, donde apenas si sabemos de su existencia. El país se ha sentido más tranquilo y las flores de la prosperidad han empezado a retoñar.

A pesar de todos los avances de este Gobierno, conocer los macabros planes de las Farc a través del computador de Carlos Antonio Lozada, jefe máximo de las milicias de esa organización, en los que se planea el asesinato de eminentes personalidades de la vida nacional, nos pone de presente que estamos enfrentados a uno de los más terribles grupos terroristas que haya conocido el mundo. La sentencia de muerte recae sobre personajes cuya vida se ha desarrollado al servicio del país y de las instituciones democráticas, sin que jamás hayan atentado contra ningún colombiano. El crimen y el totalitarismo ha condenado a muerte a la virtud y la libertad.

Este impresionante hallazgo coloca la gestión del presidente Chávez y, en general, la negociación para el intercambio humanitario en una difícil situación. Se hace evidente que una cosa es el Gobierno legítimo y democrático, que encabeza el presidente Uribe, y otra, bien distinta, un grupo que se dedica a secuestrar y condenar a muerte a ilustres personajes con la clara misión de desestabilizar y causar zozobra en la comunidad. Se trata, evidentemente, de terroristas. A los fusilamientos ocultos y no anunciados que ha venido cometiendo las Farc, se contraponen estos nuevos anuncios de fusilamiento. Anuncios que develan la verdadera naturaleza de ese grupo. Anuncios ha debido causar la perplejidad de Chávez y de la comunidad internacional interesada en el acuerdo.

Los hechos han debido sorprender también al Polo Democrático, que ha recibido el respaldo de esa organización terrorista. Por la sanidad de la democracia Colombia esperamos un pronunciamiento enérgico que rechace cualquier tipo de apoyo de las Farc a ese partido y que condene, contundentemente, el proceder de ese grupo.

A esta fehaciente prueba de su condición de terroristas, se suma el proceso de entrega de los cadáveres de los once diputados secuestrados, torturados y asesinados. Debe suceder hoy, dos meses y trece días después de su muerte, después de que sus familias esperaran sin ningún resultado. Este grupo se ha mostrado capaz de negociar, incluso, por los restos de los seres humanos que ellos mismos han torturado y asesinado, capaz de dilatar en el tiempo el dolor de las familias con tal de no confrontar ninguna responsabilidad. Muestran, una vez más, que son fieras de la guerra incapaces de compasión.

El país no debe olvidar que las Farc continúan vivas y que los tentáculos están ocultos, pero dispuestos a atacar en cualquier momento. La ejemplar actitud de Fernando Londoño, uno de los sentenciados a muerte, quien heroicamente anunció su decisión de permanecer en el país y no silenciar su voz, se erige como una bandera que nos señala que sólo con valor lograremos vencer.
Publicado en El Pais- Cali
Septiembre 01 de 2007
http://www.elpais.com.co/historico/sep012007/OPN/opi03.html