Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


viernes, abril 23, 2010

¿Reforma a la Justicia?

Todos estamos de acuerdo en la necesidad inminente de reformar la Justicia, acabar con la corrupción, hacerla eficiente y justa. Una justicia que se aplica esporádicamente y con visos personalistas es una aberración que desdice todo el sistema.

Son oportunas las observaciones de las Cortes, que conocen el sistema internamente. Pero la actitud de la Comisión Interinstitucional de la Rama Judicial (Cirm), según la cual solamente ésta estará facultada para presentar proyectos de ley sobre las reformas a la administración de Justicia, es una abominación. Una comisión de expertos que debata los temas jurídicos, tiene una tradición exitosa en la historia, basta recordar la comisión de eminencias en los tiempos de la Francia napoleónica.

Más aún, las reformas legales corresponden al Congreso. Es este órgano investido por la legitimidad democrática el llamado a diseñar y discutir la estructura de la rama. Así lo dispone la Constitución. El desprestigio del Legislativo no puede dar lugar a que la rama judicial se apropie de funciones que no le corresponden. El país debe respetar su estructura tripartita donde el Congreso legisla, pues las reformas del diseño institucional involucran muchas decisiones políticas. La rama puede tener iniciativa y es insumo básico para la discusión; pero no puede pretender que un tema tan delicado -que nos afecta a todos- esté en manos de quienes ejercen esas funciones de manera transitoria y coyuntural.

La división de las ramas del poder no implica independencia absoluta. Las interacciones, los frenos y contrapesos son fundamentales para el funcionamiento de los poderes; en especial el judicial cuyo poder intimida a cualquiera.

Es una vergüenza a la mala actitud de la Cirm de pretenderse una rueda aparte en el aparato estatal, y descalificar la comisión de expertos sin ver lo que iba a decir. Pero más triste aún es la decisión de esa comisión de excluir “lo relacionado con la competencia de investigación y juzgamiento radicada en la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado” con el propósito de que “las conclusiones aquí consignadas se mantengan”. Un mal trueque.

Y eso mismo pasa en el resto del documento; problemas cruciales se obviaron al parecer para congraciarse con las Cortes. Si bien hay aciertos significativos, se discuten hechos coyunturales y más que todo administrativos; Crear cargos, suprimir cargos.

¿Cómo no abordar el problema de que mediante sentencia se haya extendido el sistema pensional del Congreso a toda la rama judicial? ¿Cómo se deja por fuera la necesidad de rediseñar el sistema de juzgamiento de los magistrados de la Corte Suprema que hoy en día se juzgan a sí mismos?

¿Cómo no enfrentar los escándalos de los que el país supo, pero que no tuvieron consecuencias, tales como las relaciones con Giorgio Sale, enriquecimientos sin causa, acaso ilícitos, de altos miembros de la rama? ¿Cómo no discutir los efectos nefastos de la cooptación (elección de los magistrados por ellos mismos)? ¿Cómo es posible que no se atienda el tema de la doble instancia de los congresistas que es una violación de los derechos humanos?

Las buenas reformas no surgen de tranzar males por males. Hay que buscar los epicentros de los problemas y atacarlos. Aprovechemos la invitación de la Comisión para comentar sobre las necesidades de la Justicia, en un debate a la luz pública, abierto, libre y juicioso.

El País Cali. 17 de abril de 2010

martes, abril 13, 2010

Enlaces y desenlaces

El desarrollo de las campañas para la elección del Presidente de Colombia evidencia una sola cosa: las mayorías colombianas querían reelegir a Uribe; sin él como candidato hay mucha fluctuación de la intención de voto.

Si los candidatos se analizan desde el punto de vista individual aparecen resquemores. Han salido a relucir –como se esperaba– las acciones de Santos como ministro de otros gobiernos que en nada se parecen al de Uribe. Sus gestiones –adecuadas como tecnócrata– se contradicen con la visión certera y clara del presidente Uribe.

El debate sobre si el Partido Conservador debe acompañar a Sanín ha dañado las perspectivas de la candidata. Ella ha sido la más uribista en su discurso, pero los uribistas no la reconocen así, por su comportamiento al volver al país y porque su campaña está dirigida por el sector conservador antiuribista. Los enfrentados consideran que al haberse hecho una consulta abierta muchos colombianos sin ser conservadores –y sin la intención de posteriormente votar por esa candidata– votaron por Noemí para frustrar las aspiraciones de Arias, más cercano a Uribe. La salida de conservadores con alto renombre dentro de las filas del Partido es un boquete por el que podrá salirse mucha agua. La actitud de la directiva de obligar a permanecer a través de sanciones ha hecho mucho daño. Ha mostrado una debilidad que se ha interpretado como el anuncio de un barco que se hunde. Ya empiezan los primeros a dejarlo.

Hay confusión. Hay dificultades a la hora de elegir lo que más se le parece, porque al fin y al cabo Uribe es sólo Uribe.

El crecimiento de Mockus responde precisamente a esto. Mockus representa una alternativa que suspende el debate sobre quién es más cercano a Uribe, y nos coloca frente a una propuesta diferente que encarna él mismo. La unión con Fajardo le da a los independientes una propuesta concreta con coherencia ideológica.

El gran problema que genera Mockus es la imposibilidad de predecir cómo será su gobierno. Si bien los colombianos estamos acostumbrados a que votar es un acto de valentía, pues con independencia a lo que se analice del candidato podemos tener sorpresas que desilusionan y frustran; el voto por Mockus es misterioso. Evidentemente él cree en la pedagogía; pero lo que ello pueda significar en el plano del manejo de la Nación no es claro. ¿Cuál será su postura frente a la guerrilla? ¿Frente a Chávez? ¿Frente los pretendidos juicios en Ecuador a la cúpula del Ejercito Nacional por el caso ‘Raúl Reyes’? ¿Frente al TLC? Y sobre todo, ¿cuál su actitud frente a la defensa de los ciudadanos?

Recuerdo haberlo oído decir que el derecho a la defensa era de segunda categoría; abogar por el desarme y usar un chaleco antibalas con un corazón. Era un acto simbólico; también llegaba al recinto rodeado de escoltas y en carro blindado. Si Mockus establece unas líneas básicas sobre las cuales podamos entender su proyecto, es probable que siga creciendo.

Santos pasará a la segunda vuelta, el duelo Noemí-Mockus aún está por resolverse.

***

¿Hasta qué punto es constitucional que una Corte conformada por magistrados sin representación política y sin ninguna legitimidad democrática imposibiliten el ejercicio del poder soberano del pueblo en su capacidad de modificar la Constitución? Es una pregunta que le queda a la historia, y una responsabilidad que cae directamente sobre esos magistrados, aunque no les conozcamos ni el nombre.

El País de Cali, sábado 10 de abril de 2010

jueves, abril 08, 2010

Justo y necesario

La aparición de numerosos casos de abusos sexuales a menores de edad por parte de miembros de la Iglesia Católica ha sido dolorosa, triste y terrible.

Por una parte, ha lesionado la confianza de los fieles. En general, son aquellas familias con enorme convicción y mucha cercanía quienes encomiendan sus hijos a los sacerdotes. Las víctimas son los hijos de los más cercanos practicantes, por lo que a su dolor se ha sumado la traición de quien debía ser una figura confiable. Además, esos niños fueron colocados en una situación donde hablar sobre lo que sucedía era disputar con la figura de admiración de sus propios padres. Y la falta de acción de la Iglesia había causado desolación.

Ahora que celebramos la Semana Santa donde se rememora la Pasión de Cristo han aparecido nuevos casos y nuevas reacciones de la Iglesia que muestran un cambio fundamental en la manera como se ha venido enfrentando este drama.

La noticia presentada por el New York Times, según la cual el Vaticano encubrió un caso de múltiples actos abusivos por parte de un cura en EE.UU., tiene una interpretación de los hechos que no se ajusta del todo a lo que dicen los documentos que la soportan. Si bien la Iglesia no procedió a hacer público el asunto, tampoco hay instrucciones de esconderlo.

Existían acusaciones en contra del padre Murphy por conductas sexuales abusivas con niños sordos menores de edad; y hubo una investigación civil sin resultados. La correspondencia sobre el caso con La Congregación para la Doctrina de la Fe -que presidía el ahora Papa Ratzinger- no se trató sobre la conveniencia o inconveniencia de los juicios, sino sobre la prescripción de las faltas y los procedimientos de la ley canónica. Las acusaciones que se presentaban contra Murphy tenían más de 25 años -aún en materia penal los delitos prescriben- por ello se dio un permiso especial para iniciar un proceso secreto por “solicitar durante la confesión”. Era el mecanismo para poder procesar al acusado, pues el otro estaba prescrito. Existían, además, problemas de competencia, pues la Diócesis de Milwaukee no tenía jurisdicción sobre el caso. El proceso se dificultó por la avanzada edad del acusado y su estado de salud, y termino por la muerte de Murphy.

Paralelamente, apareció una carta de los Legionarios de Cristo donde reconocen las faltas del padre Maciel, y piden perdón a sus víctimas y a todos los afectados. Así mismo, la Iglesia confirmó que se ha iniciado un proceso contra un cura en Francia por abuso sexual. Es un cambio. La Iglesia ha replanteado la manera como enfrentará este penoso asunto.

Los contextos históricos se transforman y la interpretación de las conveniencias se afecta. Seguramente antes, la Iglesia consideraba que aceptar y hacer públicos tales casos, menoscababa la credibilidad de la institución. Ante el bien mayor que suponía para la comunidad poder confiar en su religión, se sacrificó lo que entonces se entendía como un bien menor, que era el escarmiento público del agresor.

Años antes los menores eran casi invisibles; eran víctimas de abusos físicos por parte de sus propios padres y maltratos de los profesores dentro de lo que se consideraba una educación ‘normal’. Los tiempos cambian, y en el contexto actual los crímenes contra los niños son inaceptables para la sociedad. Por ello, celebramos estos primeros pasos de reconocimiento. Son una luz que ilumina un camino justo y necesario.

El País de Cali. 3 de abril de 2010.