Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


sábado, julio 28, 2012

Un 'Vice' realista

Cuando el entonces candidato a la presidencia Juan Manuel Santos, anunció que su vicepresidente sería Angelino Garzón muchos nos sentimos inseguros; Garzón no era propiamente un uribista de tiempo completo. Había tenido una buena relación con el Presidente Uribe, pero también posturas contrarias y disímiles; por mencionar sólo una, el apoyo que le daba al despeje de los municipios de Pradera y Florida en el Valle. Sin embargo, una vez elegidos para sorpresa de muchos (y me incluyo), resultó más afín al mandato de los electores Angelino que el propio Santos. Así las cosas, el Vice se volvió una pieza incómoda; tomaba posturas inteligentes, criticaba y cuestionaba muchas acciones del Gobierno. No se trata de nada nuevo como lo pretende el Partido Liberal. La figura del Vicepresidente ha sido difícil a lo largo de la historia y lo sigue siendo; desde los inicios de la República, Santander conspiró contra el Libertador; en 1900 el vicepresidente Marroquín derrocó al presidente Sanclemente; hace poco en Paraguay el vicepresidente Federico Franco fue pieza decisoria para la caída de expresidente Lugo. Al parecer los liberales tampoco leen la historia nacional ni los periódicos. La figura vicepresidencial tiene –y por eso la hemos criticado– esa naturaleza doble; es un político distinto, con sus propias ideas y que está respaldado por los mismos votos que eligieron al Presidente, pues es evidente que no hay cómo saber el número de votos que le corresponde a cada uno. Es por ello que el Vice tiene poder y tiene ideas que, incluso, pueden oponerse al Gobierno; es de su esencia. En ese sentido, Angelino merece respecto cuando expresa sus opiniones políticas y difiere del Gobierno. En el transcurso de la enfermedad del Vice se ha presentado la discusión en torno a si tiene la capacidad de ejercer su cargo, y es natural y jurídico que se tenga y se aclare la situación. Sin embargo, no está bien que el Presidente haga su visita sólo ahora cuando aparece la declaración del senador Juan Carlos Vélez según la cual Angelino estaría de acuerdo con la Constituyente que rechaza el Gobierno. Pareciera que la paciencia del Gobierno que aguardaba la recuperación del Vice, se agotó cuando volvió a dar declaraciones contra las instrucciones de Santos. Ojalá no sea este el caso, porque hablaría muy mal del Presidente el presionar a un hombre enfermo y aprovechar la debilidad inherente a su estado para llamarlo al orden. El Gobierno estaba convencido de la necesidad de reformar la justicia y por eso presentó el acto legislativo. El trámite mostró que el Congreso y la institucionalidad colombiana no son capaces de ofrecernos los cambios que el país requiere. La Constituyente es una alternativa interesante para hacer un diseño institucional bien pensado, diseñado y discutido con personas que no estén comprometidas con el ejercicio de los poderes públicos, sin investigaciones y con criterios claros, académicos y libres de las presiones propias de estar inmerso en el diseño de la función que se ejerce. Ahora el Gobierno dice que no se requiere una reforma estructural, que con un par de decretos basta. El Vice otra vez, aún enfermo, parece más ajustado a la realidad del país. 27 de julio de 2012 http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/vice-realista

viernes, julio 20, 2012

Santos responsable

La situación del Cauca tiene causas bien conocidas, originadas en el narcotráfico y los cultivos ilícitos, la narcoguerrilla, los conflictos de tierra, la dificultad de realizar en la práctica la utopía de la multiculturalidad, por mencionar sólo algunos; sin embargo, gran parte de la responsabilidad corresponde al Gobierno. El presidente Santos, desde hace mucho tiempo, ha venido mostrando una imposibilidad de tomar decisiones, de negociar con las comunidades y sobre todo una incapacidad de predecir los eventos políticos. El arte de la política es mucho más que disimular los problemas y aplazar los conflictos. Implica entender la sociedad, poder predecir las consecuencias de las decisiones y medir los impactos que pueden tener en cada contexto. Santos lo hace muy mal. En el paro de los transportadores –por la derogatoria de la tabla de fletes- dijo que no negociaría, que era una decisión tomada. Sólo cuando el paro se dio, y la capital y otros puntos estratégicos del país estuvieron bloqueados, el Presidente decidió oírlos, negociar y reversar lo que había anunciado como inamovible. Vino luego el caso de la reforma a la educación superior. También anunció con vehemencia que no retiraría el proyecto, que no había lugar a las críticas hechas, y luego cuando el paro y el caos azotaban a la sociedad, retiró el proyecto, y abrió las mesas de concertación. Los indígenas hicieron su propuesta, el presidente fue hasta Toribío para hablar con ellos -eso creímos- y sin embargo no lo hizo, se encerró con sus ministros y tuvo una reunión que bien hubiera podido hacer en Bogotá. Se fue dejando todo como estaba antes de su visita y todos los caucanos sabíamos que algo grave iba a pasar. Santos no lo supo, o prefirió ignorarlo, fiel a su idea de que no decir equivale a que no pasa. Se desató lo que conocemos, en general previsible y estoy segura, de que también evitable. La política del gobierno Santos se limita a atender lo que pasó, pero no anticipa, no previene, no evita. Si se sabía que los indígenas iban a sacar a los militares (lo anunciaron por los medios de comunicación), ¿por qué el presidente ignoró la advertencia? ¿Por qué no dialogó con ellos antes? ¿Por qué no planeó una manera de contener -sin violencia- a los indígenas? ¿No les creyó? ¿Pensó que no eran capaces? Las vías de hecho ocurren, precisamente porque los gobiernos no oyen las protestas ciudadanas, porque no son capaces de entender la magnitud de lo que se les pide, ni la decisión con la que se pide. Santos odia decir que no, y odia mucho más tener que discutir sus decisiones con alguien más. Trata a los colombianos como si perteneciéramos todos a ese congreso que tiene empalagado de mermelada, sumisos, sin opiniones propias y rendidos ante lo que él les mande. Esto ha devuelto al país hacia las vías de hecho. Cuando el Gobierno ignora -tan rampantemente- las voces de los ciudadanos el conflicto escala. A este gobierno hay que sumarle un Congreso que no nos representa. La función de un congresista es darle voz a sus electores en las decisiones nacionales; pero como la mayoría de nuestros parlamentarios se dedican a complacer al Mandatario a cambio de contratos, puestos, regalías y demás dulces, los ciudadanos no tenemos otro camino que el de la protesta. Lo más grave es que las sociedades entienden. Ahora todo el que quiera algo irá a las vías de hecho, porque ya sabemos que sólo así el Gobierno atiende. 20 de julio de 2012 http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/santos-responsable

viernes, julio 13, 2012

La esterilidad del despeje

No hay ningún colombiano que no esté cansado de la guerra. Por supuesto, existen comunidades y áreas de Colombia que han tenido que soportar mucha más violencia y destrucción que otras. El Cauca ha sido una víctima continua; todos los grupos ilegales han penetrado y arruinado nuestro departamento. Sin embargo, entregarnos a ellos no es la solución. Los indígenas están siendo ingenuos al considerar que las Farc van a abandonar su territorio. No lo harán por varias razones: la primera y más obvia es que los guerrilleros son los dueños y administradores de los cultivos ilícitos. Los indígenas recibieron más de 570 mil hectáreas en el departamento; pero ante la imposibilidad de explotarlas, han dedicado grandes partes del territorio a los cultivos ilícitos. Ese sustento de los indígenas, es también el combustible del conflicto y la fuente principal de recursos de los guerrilleros. Además, las áreas indígenas hacen parte de los corredores por donde se trafican las drogas. El Cauca a través de la bota caucana, conecta el Caquetá y el Putumayo con la Costa Pacífica desde donde los embarques se despachan. Es un negocio al que las Farc no van a renunciar. Más aún, por esa posición estratégica el territorio, incluido el de los indígenas, es asiento de muchos guerrilleros que desde ahí manejan el narcotráfico y libran la guerra contra el Estado. Así las cosas, con una presencia narco-guerrillera inamovible, si la Fuerza Pública abandona las áreas habría una tregua, como la hay en la regiones del país donde el Estado ha perdido el dominio territorial y los habitantes están bajo el yugo de los violentos, hay una paz aparente. A corto plazo aquella solución puede parecer efectiva, la sociedad puede acostumbrarse a vivir con derechos reducidos -sin libertad, sin posibilidad de expresarse, con el temor de ser aplastado por el arbitrio de quien tiene las armas. Claro que puede acostumbrarse a vivir como se vive en los regímenes comunistas y tiránicos, donde los ciudadanos sobreviven y pueden desarrollar sus actividades, sin libertad y sin derechos; pero esa es una vida muy pobre e indigna. Cabe también preguntarse por la legitimidad y la representatividad de los voceros indígenas que insisten en la desmilitarización. ¿Representan a todos los indígenas? ¿A la mayoría? ¿Tienen en cuenta el deseo de los habitantes de la zona que no son indígenas? ¿Qué pasa con las autoridades administrativas, elegidas por voto popular que se oponen a la medida? ¿Ellos no son representantes? Hay graves sindicaciones de vínculos de algunos de esos líderes indígenas con narcoterroristas del ELN e incluso de las Farc. Algunos se atreven a denunciar este plan como originado y orquestado por los grupos narcoterroristas; prefiero pensar que el argumento del deseo de la paz y el cansancio de la guerra obliga a medidas desesperadas. Sin embargo, no podemos menospreciar el poder de las Farc de penetrar las estructuras y pervertir la voluntad de los pueblos. No se trata sólo de la seguridad de los indígenas. Permitir una zona de distensión fortalecería a la narco-guerrilla, que saldría desde ahí a destruir otros pueblos y otros colombianos. No está bien exigirles heroísmo a quienes están sometidos a la violencia, y pedirles que soporten la guerra; pero tampoco es admisible permitirles que se conviertan sus territorios en santuarios de las Farc y otros grupos violentos. El Estado y la sociedad colombiana necesitan hacer un esfuerzo para que se garantice la seguridad de los indígenas y al mismo tiempo puedan explotar sus tierras sin cultivos ilícitos. Los indígenas son colombianos: ellos deben comprometerse con el país, pero el país tiene también que garantizarles sus derechos. 13 de julio 2012 http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/esterilidad-del-despeje

viernes, julio 06, 2012

Carácter frente a los sinuosos

El sentido homenaje que le rindió la sociedad a Fernando Londoño no sólo celebró que esté vivo, sino que repudió al terrorismo y a los violentos. Uribe en un discurso elocuente repasó las prácticas de este gobierno que lo hacen incompatible con la ideología que lo eligió. Precisó la diferencia entre la construcción de una buena imagen de Colombia porque la realidad se transforma y aquella que pretende el Gobierno de silenciar y acallar los problemas. Se quejó de que el Gobierno persista en defender la dictadura chavista, pese al daño que eso supone a los venezolanos y a los colombianos tan atormentados por el terrorismo que alcahuetea el vecino mandatario. Desconoció el argumento diplomático de que es mejor ser amigo de todo el mundo, recordando cómo el presidente Lleras rompió relaciones con el tirano Fidel Castro. Mostró la inmoralidad del argumento económico, que pretende comparar el valor del dinero con el de la vida y la libertad de los colombianos. Criticó la política pública de la demagogia, que remplaza las oportunidades con regalos. Se mostró insatisfecho con el tratamiento a los militares hoy procesados por una Justicia que no les otorga garantías y cuyo sentimiento de persecución da para que se acojan a sentencia anticipada, aún considerándose inocentes. Apuntó a la necesidad de consolidar la seguridad; no sólo con indicadores. Denunció que la disminución del homicidio se debe a los pactos macabros entre los violentos, que viven la paz porque se han dividido el control del territorio y las víctimas; el secuestro se transformó en extorsión; y el miedo se ha vuelto el compañero de tantos colombianos abandonados por el Estado. Y quieren que nos quedemos callados. La elocuencia sin par de Londoño hizo un recorrido por la historia patria donde describió las diferentes épocas y evaluó cómo se ha tratado el terror. Resaltó el heroísmo de Valencia, ‘Presidente de la Paz’, que mostró que la paz es posible sin la humillación del Estado. El valor enérgico de Barco en su combate contra el narcotráfico. Exaltó todo cuanto el pueblo colombiano reconoce en el mandato de Uribe. Y señaló con firmeza la concupiscencia de los otros gobernantes. Fue un momento crucial donde quedó claro que desde este día en adelante una cosa es el uribismo, y otra muy distinta el santismo. Algunos analistas políticos sostienen que esta división de la centroderecha dará lugar a que la izquierda se abra camino hacia el poder. Discrepo de esa tesis. El presidente Santos no puede catalogarse como del centro y menos aún de la centroderecha. Su gobierno tiene todos los elementos que identifican a la centroizquierda; optó por un Estado grande, aumentó la burocracia y el gasto estatal. Además tiene lenguaje agresivo y burlón contra los ricos, “los voy a hacer chillar”, “quiero ser recordado como un traidor a mi clase”. Comparte las políticas sociales del asistencialismo y la demagogia. Santos es un clásico gobernante del Partido Liberal, que ha sido, tradicionalmente la izquierda colombiana, inscrita desde hace mucho en la Internacional Socialista. Así las cosas, ayer la centro derecha y el centro democrático abandonaron al presidente Santos. La preocupación será para el mandatario quien ahora sabe que la mayoría de los votos que lo eligieron, hoy no lo respaldan. Tendrá entonces que empezar a conquistar nuevos electores dentro de los sectores de izquierda; sus votos liberales deberán ser incrementados con votos del Polo y el Progresismo. 6 de julio 2012 http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/caracter-frente-sinuosos