Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


lunes, agosto 31, 2009

La consulta conservadora

El Partido Conservador aplazó o canceló la consulta para elegir candidato. La decisión parece acertada. Esa doble postura según la cual apoyaba la reelección de Uribe, y al mismo tiempo buscaba definir el candidato para la contingencia de que no hubiera reelección tenía peligros inmanentes.

De haberse llevado a cabo la consulta y haber seleccionado un candidato con una votación significativa -como las que ha venido mostrando el partido- habría sido difícil mantener la unidad y la adhesión a Uribe. La cercanía del poder y el presentimiento de una candidatura exitosa habrían podido actuar en contra de los intereses nacionales que deben inspirar a los conservadores en este momento.

La cuestión del referendo es prioritaria, pues no se trata de la reelección de Uribe, sino de convocar al pueblo, poder soberano, para que decida si quiere o no que haya reelección. El partido no puede fallar en ese propósito, pues la popularidad de Uribe es justificada. Representa uno de los liderazgos políticos más interesantes de nuestra historia. Le devolvió a la nación la esperanza de que podemos construir un país mejor y de que lograremos derrotar a los violentos. Su fuerza, su capacidad de trabajo, mostraron que el Estado puede actuar, que es posible establecer metas y alcanzarlas. Su huella ha sido profunda, transformó nuestra concepción reciente del poder público. La posición consistente del Gobierno ha permitido que la dinámica gobierno-oposición opere de manera que los partidos se han ajustado a sus posiciones y aferrado a sus ideas. En el contexto latinoamericano tener un Presidente de sólidos principios, con credibilidad y gran capacidad analítica nos ha protegido de la ola de demagogos que nos invade.

Sobre los precandidatos debemos anotar lo siguiente. El ex ministro Arias ha mostrado un decidido compromiso con el Presidente. Ha sido enfático en su decisión de apoyar la tercera reelección de Uribe (aunque él era quien más esperaba la consulta). La estrategia de plegarse a Uribe como su más leal seguidor puede consolidar su nombre si no para esta elección, para la siguiente. Aún le falta demostrar carácter, fortaleza y sobretodo sencillez y capacidad de oír a quienes no piensan como él.

Noemí Sanín ha elegido opciones que pueden comprometer su candidatura. Aquella visita que hizo al país como embajadora para reunirse con el ex presidente Gaviria no cayó bien; en las huestes uribista se sintió como una traición. Su decisión de presentar su candidatura aún si Uribe se lanza tiene doble filo; por una parte le da solidez al trabajo que está iniciando y la acerca a los sectores que no quieren la reelección. Si Uribe no se lanza su estrategia puede tener costos, los uribistas podrían cobrarle su falta de apoyo, pero habría avanzado mucho su trabajo político. Pero si Uribe se lanza, será derrotada y su figura no tendrá vigencia futura.

Marta Lucía Ramírez salió dentro de dudosas condiciones del Ministerio de Defensa y del partido de la U. Pasó de pastranista a uribista sin solución de continuidad y ahora, como en feria, pretende hacerse conservadora. La política exige coherencia. Los partidos no pueden convertirse en pasarelas para candidatos de moda, ellos han de haberse forjado en sus filas y representar una ideología.

A Holguín se le debe la gesta de la consolidación del partido. Su lealtad a Uribe y al partido son admirables, pero ha desaparecido del escenario.
29 de agosto
El Pais
http://www.elpais.com.co/paisonline/ediciones_anteriores/ediciones.php?p=/historico/ago292009/PRI

lunes, agosto 24, 2009

El agua moja

La investigación sobre la entrega de notarías para la aprobación de la reelección presidencial ha tomado un rumbo confuso. Es necesario aclarar algunas ideas para contextualizar la significación del asunto.

Por una parte, conceder notarías, puestos, favores entre los parlamentarios, no es una práctica nueva en el Estado colombiano. Desde que el Congreso perdió la iniciativa de gasto -esto es la capacidad de decidir cómo y en qué se invierte el presupuesto nacional- la función del congresista frente a los electores se ha desdibujado. Volvemos a una cuestión fundamental sobre la estructura de la democracia: ¿Para qué es el Congreso? ¿Qué esperan los electores del congresista por el que votaron?

Sin la iniciativa de gasto, son muy pocas las obras que el congresista puede apoyar para su región, y muy escasas las maneras como puede responder ante sus electores. Así su gestión ha venido decayendo y el diseño de las instituciones los ha convertido –a muchos- en simples agencias de empleos y agilizadores de trámites burocraticos –que son casi imposibles para un ciudadano de a pie. En ministerios y entidades públicas buscan puestos para sus líderes políticos, gestionan traslados, trámites, en fin, tratan de mover el paquidermo Estado en pro de sus electores. Eso no es delito. Se trata de una gestión legal para sus seguidores, pero es un triste destino para un Congreso tramitar leyes a cambio de favores. Esta situación es consecuencia, además, de la debilidad de los partidos. Si fuera posible que el Gobierno negociara con las bancadas, en lugar de individualmente, estas gestiones serían más escasas o al menos tendrían poca significación.

Pero eso es lo que tenemos: Un Congreso sin mucha forma y unos partidos sin cohesión.

Pretender satanizar la aprobación de la reelección presidencial como un episodio único donde se dieron todo tipo de trucos para aprobar la ley es ridículo. Probablemente, sucedió lo que con todas las leyes: se negoció con el legislativo. Dirán algunos que el hecho de que así se haga siempre no significa que esté bien, y en eso tienen razón; pero atender los requerimientos de los congresistas no puede interpretarse negativamente. Siempre y cuando se trate de gestiones legales, usar la influencia política como medio de unión con los electores es lamentable, pero no ilegal.

Por eso el escándalo de la Corte sobre la reelección es majadero. El gobierno Uribe avanzó el proceso de concurso de las notarías, y ha impulsado los concursos en otros sectores públicos para acabar con esas prácticas ancestrales, que ningún otro gobierno había hecho. ¿Es que sólo ahora la Corte descubrió que así se tramitan las leyes en este país o es que sabiendo que es así, escogió un tema sensible para difamar al Gobierno?

Ahora bien, los allanamientos a las casas de los congresistas sorprendieron al país, como sorprendió el hallazgo de sumas importantes de dinero en la casa de Villamizar. Tener dinero en efectivo no es un delito, falta saber si el congresista puede justificarlo y ello no tendría nada sospechoso. Pero puede que haya congresistas cobrando dádivas a aquellos ‘amigos’ a quienes ayudan, y resulta muy importante descubrirlos y sancionarlos. Una cosa es la gestión para que el Gobierno otorgue un cargo de libre nombramiento a un ‘amigo’, o agilice un trámite, y otra muy distinta es cobrar réditos económicos por el uso de la influencia política.

Publicado en El Pais de Cali -22 de agosto de 2009
http://www.elpais.com.co/paisonline/ediciones_anteriores/ediciones.php?p=/historico/ago152009/PRI

sábado, agosto 15, 2009

Las declaraciones de "Cano"

Hay quienes se han mostrado optimistas sobre las declaraciones de ‘Cano’ sobre la voluntad de las Farc para buscar el acuerdo humanitario “si hay garantías de modo, tiempo y lugar”, pues lo consideran el inicio de un proceso que nos acerca a acuerdos de paz. No hay razón para ese entusiasmo, se trata de una retórica ladina que ya conocemos. Muestra, eso sí, la necesidad creciente de las Farc de lograr algún avance político, cuando los cercos de las fuerzas armadas los tienen acorralados y su capacidad de incidir en la comunidad internacional está en decadencia.

Sorprende, sin embargo, la soberbia de ‘Cano’ al ponerse en la misma jerarquía del Jefe de Estado, y sugerir que está dispuesto a hablar con el Presidente sobre “la concepción y práctica del terrorismo del Estado en Colombia”. Baste decir que el Estado colombiano es una organización legítima, respaldada por la democracia y las instituciones que desde inicios de la República venimos construyendo. Por eso hay que resaltar las declaraciones del Presidente: “El país no puede convertir a los criminales en legítimos contradictores del Gobierno”.

Esta es una de las posturas del Presidente que le ha valido su prestigio. Colombia venía arrodillada frente a los criminales que, investidos con el poder de las armas y abusando del temor de la población civil, se habían convencido que tienen alguna entidad política. El país tiene que ser irreductible en su posición de que quienes han cometido crímenes deben pagar por ellos. Si en un acto generoso la sociedad decide abrirles caminos para la reinserción, ello se hará sobre la base del reconocimiento de su condición de delincuentes y el acatamiento de una sanción -aunque sólo sea simbólica-.

Las declaraciones de ‘Cano’ sobre el computador de ‘Raúl Reyes’ son igualmente taimadas y embusteras; por supuesto niega todo. Sobreviene la cuestión de ¿por qué habría ‘Raúl Reyes’ de mentir en correos que intercambia con el secretariado de las Farc? Más aún, ¿por qué ahora las Farc habría de confesar quiénes son sus aliados?

Las consecuencias para las Farc de reconocer sus vínculos activos con vecinos son negativas. Una declaración en ese sentido pondría bajo serios cuestionamientos a cualquiera que resultara señalado, y lejos de contribuir a los intereses de las Farc, simplemente crea problemas a sus socios. No existe ninguna razón para que las Farc reconozcan las ayudas que han podido recibir; hacerlo sería ir en contra de sus propios intereses. Lo que digan sobre el asunto de los lanzacohetes de Venezuela o la financiación de la campaña del presidente Correa estará cubierto por un halo de justificada desconfianza. Es lógico que de ser cierto lo nieguen, pero es ridículo pretender que creamos que ‘Raúl Reyes’ escribía desde su computador mentiras a la cúpula de las Farc y que recibía información falsa de otros jefes de esa organización terrorista.

Los llamados del presidente Correa para que las Farc digan si financiaron su campaña tienen el mismo tinte. ¿De haber financiado la campaña, por qué confesarían que así lo hicieron, si esa declaración perjudicaría a su amigo? La teoría del presidente Chávez de que se trata de un robo antiguo tiene varias brechas; el robo lo hizo el ELN, era un sólo lanzacohetes y las Farc tenían tres.

Una curiosidad: las Farc, Chávez y Correa hablan del terrorismo de Estado en Colombia.

Publicado en El Pais de Cali- 15 de agosto de 2009

http://www.elpais.com.co/paisonline/ediciones_anteriores/ediciones.php?p=/historico/ago152009/PRI

sábado, agosto 08, 2009

Ni con Dios ni con el diablo

La coyuntura colombiana es difícil. Por un lado está Chávez y por el otro el Gobierno de Obama. El primero, en una carrera armamentista que debería preocupar al continente. Entre los años 2005 y 2008 hizo acuerdos con Rusia para obtener armas por un valor de US$4.400 millones. Entre lo comprado se incluyen 24 aviones Sukhoi SU con armamento, 100.000 fusiles de asalto AK-47, 5.000 de Dragunov de alta precisión y la construcción en Venezuela de centros de adiestramiento y de mantenimiento para los equipos.

Ahora, con la tensión surgida a raíz de las bases americanas en Colombia, Chávez anunció nuevas compras de armas a Rusia, por lo que utilizará el acuerdo mediante el cual Moscú le dio crédito por US$1.000 millones. Otra de las amenazas que hizo el Mandatario es que agilizará la conformación de la Milicia Nacional Bolivariana. Un ejército que está siendo reclutado, armado y entrenado en estos momentos, conformado por civiles para defender la revolución de filosofía antiimperialista, y que depende directamente del Presidente.

Chávez sostiene que esas armas y los poderosos ejércitos son necesarios para protegerse de la amenaza norteamericana (que en su versión tomó parte en el golpe de 2002). Es una buena disculpa, sin bien no hay evidencias de que EE.UU. esté buscando derrocarlo y mucho menos invadir a Venezuela. Lo que sí tiene muchas pruebas es que el proyecto chavista -que bajo ninguna circunstancia puede llevar el título de bolivariano, pues deshonra la memoria del Libertador- es expansionista. Desea ver a toda Suramérica integrada bajo el modelo del socialismo cubano. Una amenaza que nos parece real. Si Chávez tiene derecho a tener paranoia contra EE.UU., nosotros tenemos derecho a sentir que su carrera armamentística y su proyecto son un peligro para la democracia colombiana.

Las bases americanas en nuestro territorio nos cubren con el velo ilusorio de que estamos respaldados y que una invasión venezolana podría disuadirse. Digo que se trata de una fantasía, pues los gobiernos americanos son pragmáticos en sus decisiones y no debemos esperar lo que no se aproxima. Obama empezó su campaña descalificando a Colombia, el TLC y el Plan Colombia. Y a pesar de los ajustes, no hay TLC; EE.UU. no nos vende armas importantes, como los aviones F16 que sí le vendió en los años 80 a Venezuela; y ante las pruebas que vinculan a Chávez con la mafia y con los terroristas de las Farc, no se ha pronunciado ni tomado medidas -que sí tomó contra Colombia durante el gobierno Samper, cuando nos descertificó y bloqueó nuestros productos. Si EE.UU. tuviera tantos reparos contra Chávez como él pretende, ¿qué hacen comprándole a Pdvsa 24.09 millones de barriles al año? Compras que además van en aumento. ¿Y qué hace Chávez vendiéndole al imperio su petróleo?

Debemos ser pragmáticos y entender que las bases americanas en nuestro territorio son una forma de disuadir el intervencionismo de Chávez y arremeter contra los relictos de las Farc y el narcotráfico, pero nada más. Por eso resulta positiva la gestión de Uribe, quien ha logrado el respaldo a nuestra soberanía de tres de los cinco países visitados. No podemos arriesgar nuestra democracia ni nuestra soberanía, pero tampoco los pocos ‘amigos’ en el continente.


El País de Calí, 8 de agosto de 2009

sábado, agosto 01, 2009

Vecinos y Soberanía

Latinoamérica está cayendo en un tipo de discurso izquierdista de tintes retrógrados, nacionalistas y resentidos, muy parecido a aquellos que dispersaron guerrillas por nuestro continente. Colombia es la excepción por una razón muy poderosa: la guerrilla.

Los colombianos hemos tenido que soportar el saqueo de un grupo de izquierda revolucionaria que no sólo ha irrespetado la vida, honra y bienes de todas las esferas sociales del país, sino que ha demostrado un insufrible deseo de persistir aun sin el apoyo de la población colombiana. El discurso de izquierda –a pesar de los esfuerzos del Polo- está desgastado por la guerrilla. Mientras haya guerrilla, la izquierda tendrá resistencia en las bases electorales que deciden la elección presidencial.

Aun así, nuestro vecindario puede tener incidencias sobre nuestras decisiones y nuestro futuro. Al explorar algunas de las características podemos prever la manera como su influencia nos puede afectar.

El movimiento de los vecinos está muy bien organizado: se reúne habitualmente en el Foro de Sao Pablo, una organización que se pretende la heredera de la Unión Soviética, comandada por Fidel Castro. La primera reunión fue convocada por Lula en 1990. Hacen parte por Colombia las Farc y el ELN, además el Ejército zapatista de México, el Partido Comunista de Cuba, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, Fsln, de Nicaragua; la Unión Revolucionaria Nacional de Guatemala, Urng; el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, Fmln, de El Salvador y el Partido de la Revolución Democrática, PRD, de México, entre otros. En 1995 se unió Chávez, quien tuvo oportunidad de hacer amistad con ‘Raúl Reyes’. Los tentáculos del pulpo se extienden, apoyan candidaturas en los países latinoamericanos como Ollanta Humala en Perú, Balbina en Panamá, Correa en Ecuador y Ortega en Nicaragua.

En las declaraciones del Foro brilla la oposición contra el Plan Colombia y no es difícil saber cuál de los asistentes abogó por esa causa, consecuentemente todos los vecinos adeptos al Foro han criticado con vehemencia el Plan.

Están, además, caracterizados por un flaco respeto por la soberanía de las naciones. Es así como esos líderes opinan y critican decisiones eminentemente soberanas de nuestro país, la filiación política del Presidente y de nuestros gobernantes y sus decisiones, pero, sobre todo, nuestras relaciones con los EE.UU. Las izquierdas latinoamericanas son antiamericanas. La postura hunde sus orígenes en una percepción moral muy peculiar, según la cual el débil siempre es bueno, en tanto el fuerte será siempre malo. Con esa misma postura se juzgan todos los conflictos y relaciones humanas: antirrico, antipaíses desarrollados, antipatrono, antimultinacional, antipático. Esta manera odiosa de observar el mundo termina por generar rompimientos irreconciliables entre las partes y abusa de los poderosos –que no son siempre ni culpables ni malos-.

La petición de Lula y Bachelet de que Colombia explique los acuerdos que pretende establecer con EE.UU. sobre las bases militares en el Consejo de Defensa de Unasur, cuya presidencia asume Correa, es abusiva. Es curioso que ese acuerdo sea objeto de tanto embeleco, cuando tenemos a Chávez con reconocidas ínfulas expansionistas haciendo compras ilimitadas de armas muy poderosas. ¿Dónde está el Consejo de Defensa en este caso? ¿O es que el único enemigo de Suramérica es el capitalismo?



Publicado en El País de Calí, 1 de agosto de 2009