Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


viernes, mayo 25, 2007

¿Qué está pasando con el dólar?

La dramática caída del precio del dólar, hoy por debajo de los 2000 pesos, como en abril del 2000, tiene implicaciones sobre la economía nacional. Los exportadores reciben el mismo número de dólares por sus productos, pero ahora son menos pesos. Por ejemplo, por la reevaluación desde el 2004 los caficultores, que son más de 500 mil familias, han visto reducidos sus ingresos en 1,2 billones de pesos. Por esa reevaluación varias fincas exportadoras de flores han tenido que cerrar y despedir sus empleados. Sufren también las familias que viven de las remesas del exterior; en el primer trimestre del año dejaron de recibir 150.000 millones de pesos.


Es prioritario mitigar la situación. Los subsidios y exoneración de pagos alivian transitoriamente ciertos sectores; pero la solución del problema en el largo plazo es más compleja y requiere la acción coordinada del Banco de la República y el ejecutivo. Hasta ahora el gobierno ha dejado solo al Banco.


El fenómeno de la caída del precio del dólar es como el de cualquier producto: hay muchos dólares y muy poca demanda. Para subirles el precio el Banco de la Republica adquirió US$4.572 millones de dólares durante los cuatro primeros meses del año. Se pagaron con pesos y el exceso de pesos aumentó la inflación. La terrible inflación significa que los precios suben y la capacidad de compra baja. El mismo número de pesos alcanza para menos cosas, lo que es especialmente dramático para la población más pobre. Para mantener la inflación baja, el Banco subió las tasas de interés, esperando que los bancos y los ciudadanos ahorren y se reduzca la cantidad de pesos en el mercado. Pero esas altas tasas, a su vez atraen capitales extranjeros que buscan buenos rendimientos (capitales golondrina) y otra vez hay más dólares.


El dólar continua a la baja y el Banco central prácticamente agotó la posibilidad de seguir comprándolos; hacerlo significaría terminar su ejercicio con perdidas. Según los expertos ante la inacción del ejecutivo el Banco se vio abocado a tomar medidas drásticas que, a saber de los entendidos, correspondían a la SuperFinanciera –que lleva dos años planeándolas y aún no las emite-. Con ellas se espera un aumento en la demanda por dólares y en su precio, y una reducción de los pesos circulantes -un billón según los cálculos de Asobancaria-. El costo: los créditos para los colombianos serán menos y más caros, y el sector financiero tendrá una reducción de utilidades, más 1.5 billones de pesos señalan cálculos iniciales.


Pero para que la caída del dólar sea conjurada definitivamente, es necesaria la acción inmediata del gobierno. Hay que aumentar la demanda de dólares para que le precio suba. Entonces, el gobierno debe comprar divisas para prepagar deuda externa. El riesgo de esta medida es que la deuda colombiana puede subir de precio; de manera que podríamos pagar y quedar debiendo lo mismo o más. Además, el gobierno debe modificar la regulación de los fondos de pensiones -que actualmente tienen sus inversiones concentradas en deuda pública y en pesos- para que puedan ser otros demandantes de dólares. Y para evitar mayor inflación hay que reducir los pesos circulantes; el gobierno debe disminuir el gasto estatal y el déficit fiscal. Difíciles tareas con las que el Ministro Zuluaga se ha comprometido, dando prueba de su carácter.

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