Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


sábado, noviembre 07, 2009

El dúo Chávez - García

La firma del acuerdo militar con Estados Unidos se produce en un momento apropiado. La colaboración norteamericana es fundamental para la contención del narcotráfico y los grupos al margen de la ley, pero tiene, sobre todo, un efecto disuasor muy importante ante las crecientes tensiones con Venezuela. Si bien no parece racional suponer que Chávez quiera un enfrentamiento militar con Colombia, la presencia de EE.UU. elimina de tajo semejante idea. Y no porque el ‘socio‘ norteamericano nos vaya a proteger, pues es poco probable que lo haga, sino porque en la creciente paranoia del Mandatario venezolano esa defensa está dada.

Las situación con Venezuela se hace cada vez más tirante. Chávez, como mecanismo de presión y chantaje, está decidido a suprimir el comercio con Colombia (en una atribución que no debería corresponder al Gobierno, pero que ejerce, luego de haber controlado la venta y compra de divisas). Además, aparecen las extrañas matanzas de colombianos en ese país, con la curiosidad de que el único sobreviviente está incomunicado. Y, para rematar el cuadro, están las acusaciones de espionaje y complot en contra del DAS. Dicen nuestras autoridades que ya hay colombianos detenidos; por supuesto, deben estar también incomunicados. Así que sólo ese gobierno tiene acceso a las versiones de lo que está pasando, nosotros no sabemos nada y no podemos sino especular.

Lo cierto es que el Gobierno venezolano necesita tener un enemigo frente al cual sea fácil agitar los ánimos y aglutinar la masa. La identidad y la cohesión se construyen de manera más sencilla cuando hay un otro que es una amenaza. Con Bush, el rival venezolano era el imperio y Colombia no aparecía sino como el perro del diablo. Pero la presidencia de Obama complica la estrategia. Él no ha sido claro en sus políticas, lo que deja a la dirigencia latinoamericana en un estado de ambivalencia y expectativa; si Obama es buen político, sabrá mantenerlo. Por otro lado, enfrentarse al premio Nobel -que tiene una abrumadora popularidad mundial- puede significar la caída al poso de los ‘tiranos mundiales’, abismo sobre el cual se balancea exitosamente Chávez.

Colombia fue elegida para remplazar a Bush en el discurso. Chávez aprovecha un malestar ancestral que existe entre ambas naciones, aun siendo hermanas. Pero debe generar un peligro para Venezuela que provenga de Colombia… Para estos propósitos cae divinamente Rafael García.

García, condenado a once años de cárcel por sus múltiples delitos, está en Venezuela, aprovechando la libertad que le concedió la justicia colombiana por declarar en contra de muchos sindicados, algunos que ni conocía. Es un mentiroso patológico a quien la justicia convirtió en personaje. Este error ya trasciende las injusticias personales, cometidas contra sus víctimas, para transportarse al escenario internacional. ¿Cómo vamos a decir ahora que García es mentiroso, si en nuestro país muchas de sus declaraciones fueron tenidas en cuenta?

Es un problema que no tiene solución. La mala relación con Colombia hace parte de una necesidad chavista y tiene como aliado un colombiano que hace de la mentira una profesión.

Nota: Ahora que fue dado de baja ‘Patemala’ esperamos que la Corte investigue los móviles y los beneficiarios políticos del siniestro crimen contra los Turbay Cote.
El País-Cali 31 de octubre de 2009

1 comentario:

Pensador dijo...

Vale que pienses, se ve pocas veces en un uribista. Es más, pocas veces el uribista escribe algo coherente. Lamentablemente tus argumentos son perversos, parece tomados de una mala teoría de la conspiración armada sólo con lo que RCN dice... ah! verdad, sólo le crees a RCN.

Espera en dos años a ver para qué sevían las basesitas imperialistas.