Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


sábado, enero 26, 2013

Una queja al cielo

Las cláusulas de permanencia de servicios de internet, telefonía y televisión son un negocio excelente: el usuario recibe una rebaja por la instalación y tal vez un par de meses gratis de servicio y firmado el contrato la obligación cesa para las empresas y sólo subsiste para los usuarios obligados a pagar y soportar. El usuario está amarrado y puede envejecer presentando quejas contra la calidad del servicio sin que eso tenga consecuencias contra las empresas. Y si ya desesperado pretende cancelar no tiene que pagar prorrateado el costo de instalación y los dos meses; sino que debe todas las mensualidades restantes; no vaya a ser que además del cliente, se pierda la plata. Valdría prohibir las permanencias para que la competencia y la flexibilidad obliguen a mejorar la calidad de los servicios; pero eso no se les ocurre a los vigilantes (aunque la SIC acaba de multar a Telmex por éste ya continuó abuso en lo que se refiere a televisión). Cancelar los servicios es una proeza que muchos no logran. En unos provedores -como SuperCable- no reciben cancelación telefónica, ni fax; se requiere una carta por correo certificado. Otros como ETB crean una prueba de esfuerzo: se debe soportar por mucho más de 40 minutos un discurso donde sólo se hace evidente que uno estaba tumbado; que estaba pagando muchísimo más. Pero el abuso mayor se ejecuta con la anuencia de la Resolución 366 de las SIC: para cancelar un servicio los usuarios tienen que coincidir con los periodos de facturación de las empresas. Si usted, por ejemplo, presenta una cancelación el 22 de diciembre tiene que esperar hasta el 31 de enero para que se haga efectiva; y para DirectTV si cancela el 19 de diciembre aquella se ejecuta el 19 de febrero. Sí, señor, qué importa que no tenga cláusula de permanencia: pague y espere porque la SIC consideró que las empresas no tienen porqué apresurar las cancelaciones. ¡Ni más faltaba! Eso de las cancelaciones en máximo 24 horas para respetar los derechos de los usuarios es sólo para los países desarrollados. La pobre ETB asediada por tantos problemas, ha tenido que optar por unas medidas, digamos, inusuales para mantener la clientela. Por ejemplo, como sus líneas son viejísimas exigen que la cancelación se haga por los desaparecidos titulares. Después de conversar al menos 40 minutos con alguien inepto, el usuario descubre que si es un arrendatario no tiene derecho a cancelar la larga distancia; necesita autorización del ‘titular de la línea’ y como ya no existe y sólo requiere una autorización del propietario del inmueble y un certificado de tradición con no más de 30 días. Así que queda obligado a pagar indefinidamente sus ‘económicos’ planes. Y qué decir de interponer una queja ante las empresas: la página de SuperCable no funciona, y en ETB escogen qué se puede radicar; pues si la queja es frente a los trámites que exige la empresa, eso no se radica porque ellos pueden tener los trámites que gusten; qué tal. Y la SIC que no recibe quejas si las empresas no han contestado; y como esas ni siquiera las reciben: que los usuarios no se quejen. Parece un chiste, pero esta es la realidad: los colombianos estamos a merced de una mala regulación y tenemos sólo derechos ineficaces. Estos son servicios que se ha convertido en necesidades inminentes de los ciudadanos, y no existe justificación para que los entes encargados del control y la vigilancia permitan violaciones tan flagrantes de los derechos mínimos de los colombianos. http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/queja-cielo

sábado, enero 19, 2013

Más costos del proceso

El ELN estuvo en la Habana y el gobierno castrista los devolvió porque no había autorización del gobierno Santos. El ELN volvió al país y se alista para hacer puntos y lograr un espacio en la mesa de negociación. Ataca la infraestructura, comete actos terroristas y secuestró nacionales y extranjeros para visibilizarse. Lo que está pasando es otra costosa consecuencia visible del proceso de paz. Advertimos desde el inicio de estos diálogos con las Farc que las concesiones contra los violentos -o las meras promesas- tienen un efecto muy negativo para el país. El mensaje que dio el gobierno es claro: el primer cartel de drogas, los mayores secuestradores, que construyeron y custodiaron campos de concentración para retener a los soldados y policías del país -torturados y amarrados a los árboles-, que volaron pueblos y asesinaron tantos colombianos, ahora por haber persistido durante 50 años en esa violencia, están en la Habana exigiendo la comparecencia de los ministros, decidiendo cómo debe ser el desarrollo territorial del país, examinando cómo y cuándo quieren participar en política. El mensaje lo reciben los otros grupos armados, que de inmediato buscan la manera de obtener el mismo o mejor tratamiento. No hay que ser ningún genio para entender que los otros grupos, entre ellos el ELN, buscarán la manera de parecerse a las Farc, superarlas de ser posibles, para obtener esas mismas concesiones. La debilidad institucional no es un juego; darles réditos políticos a las Farc o a los violentos, no nos acerca a la paz -como pretender hacerlo ver algunos- por el contrario nos aleja. Cada grupo hoy se siente envalentonado para persistir en el terrorismo y el delito, pues al final, podrá tener un final como el de las Farc. La famosa tregua de las Farc mostró el eventual resultado de una firma de paz. Hubo un ataque organizado por las Farc casi cada cuatro días. El mismo grupo o la disidencia estuvo comprando armas; así lo reportó un militar de alto rango del Ecuador, y estuvieron planeando atentados terroristas contra Bogotá, como lo denunció el general León Riaño. El mapa de los ataques muestra una prevalencia de la violencia en el Suroccidente -sin desestimar lo acaecido en Norte de Santander donde fueron asesinados varios comandantes de policías. Aquello parecería indicar que son ciertas las denuncias según las cuales los frentes del Suroccidente no están interesados en la negociación y que no se sienten representados por los cabecillas que están en la Habana. Dicen que la tregua fue un éxito, sin embargo la violencia -o la percepción de ella- no disminuyó. Las Bacrim, el ELN y otros voluntarios continuaron en la tarea de atormentar la vida de los colombianos. Seguimos en medio de los ataques, los muertos, los secuestros, los desplazados aumentan en el Chocó y en los barrios de Cali y Medellín. Nota: Un caso similar, mucho menos dramático, es el de Argelia donde los extremistas islámicos pretenden canjear los secuestrados por presos de sus organizaciones terroristas (en una especie de canje humanitario) ¿Será que el mundo acepta la extorsión? ¿Será que estos terroristas terminarán en la ONU decidiendo algún tipo de política internacional? Curioso que esos mismos personajes que se oponen a negociar con terroristas, celebren que nuestro gobierno lo haga. ¿Por qué será que para ellos aspiran a unas cosas y a nosotros nos recomiendan las contrarias? http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/costos-proceso

sábado, enero 12, 2013

¿Y el proceso de paz?

Una de las muchas razones que hemos sostenido quienes nos oponemos al proceso de paz que estableció el Gobierno con las Farc, es que aquel no nos llevará a la paz y que aún así tendrá un costo alto para los colombianos, porque debilita la legitimidad del Estado para imponer la ley y combatir el crimen. Haberle dado protagonismo internacional a las Farc, haber accedido a dialogar sobre los grandes temas del desarrollo del país, legitima el accionar violento y le otorga al narcoterrorismo réditos políticos. Este costo ya lo estamos pagando, y ya, también, empiezan a verse los primeros síntomas que muestran que el proceso no va bien. La carta de donde Mauricio Jaramillo, a nombre de las Farc, precisa el alcance de lo que ha sido el proceso entre ese grupo y el Gobierno, muestra que la confianza que tiene el Gobierno es injustificada. La carta deja muy mal parado al hermano mayor del Presidente de quien dicen que es como “todo miembro de la alta burguesía nacional que se respete, el señor Enrique Santos pasa más tiempo en Miami que en su propio país, del cual no obstante se considera uno de sus propietarios exclusivos”. Advierte que su gestión en el proceso es la de un “subordinado” cuyas decisiones y compromisos eran ignorados con displicencia por el jefe negociador. A este, Sergio Jaramillo, tampoco le va bien, pues dicen: “El tipo clásico del arrogante y presumido, siempre empeñado en hacer sentir su importancia, especialmente a los de su propio equipo”. Se suma el efecto que tendrá de la desaparición de Chávez. Es incuestionable que Chávez jugó un papel definitivo en concretar a las Farc para que se sentaran con el Gobierno. El chavismo sin Chávez no tendrá interés en el proceso, pues su prioridad será conservar el poder. Parecería evidente que dentro de la coyuntura de la fragilidad de Chávez o su inminente muerte, la voluntad popular les resultaría favorable. Sin embargo, los chavistas -seguramente- tampoco saben si Chávez se recuperará o no, ni aún el tiempo que tardará en morir y volver. Tendrán, también, dificultades en ponerse de acuerdo sobre un solo nombre, entre los líderes y sectores que conforman el chavismo. De todo aquello hay, pero tal vez, el asunto más difícil es que un líder carismático es muy difícil de remplazar. Aquello requerirá un esfuerzo sustantivo, y que por lo tanto le quita toda la importancia a la negociación colombiana ante los ojos de chavismo. La Habana y su régimen castrista disminuido en su importancia, habían encontrado en el proceso una vitrina para ganar visibilidad ante la comunidad internacional. Pero la eventual desaparición de Chávez cambia las prioridades de los cubanos. Es bien sabido que el régimen cubano vive del petróleo y sin él tendrán muchos problemas económicos. Será para ellos ahora una prioridad ayudarle al chavismo a mantener el poder y dejarán de prestarle atención a la negociación. Finalmente, las declaraciones de Sigifredo López, que sostiene que el Gobierno está negociando con el 30% de la organización y que los frentes del Suroccidente no hacen parte del proceso. Aquello coincide con las informaciones anteriores a la negociación, donde se decía que la estructura de las Farc estaba rota. También con aquella situación de la cual fuimos testigos los colombianos: los comandantes desde La Habana decretaron una tregua que no fue obedecida por los milicianos, ni sus comandantes. http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/y-proceso-paz

sábado, enero 05, 2013

Preguntas para este año

El año se inicia con muchos retos que no serán fáciles de resolver, pero sobresalen algunos. Los problemas de la economía estadounidense determinan el comportamiento de las economías latinoamericanas, de las cuales el país del Norte es un socio comercial principal. Si bien Obama avanza en la aprobación de alivios concertados con el Congreso cabe preguntarse, ¿cómo podrán conciliarse diferencias ideológicas de fondo, que son el sentido mismo de la existencia de dos partidos? Más aún, con la victoria de los demócratas, ¿las políticas de corte asistencialista -que pretende el Mandatario- agravarán el déficit fiscal aún más? ¿Podrán los EE.UU. soportarlo? El 10 de enero se ha convertido en una fecha de gran importancia en Venezuela; la oposición insiste -y con razón- en que el país debe conocer la verdad sobre el estado de salud del Presidente. Sin embargo, los chavistas -fieles a los regímenes que les gusta el misterio y que se soportan en estructuras personalistas del poder- ocultan la realidad, distorsionan la información y mantienen al país sumido en la incertidumbre. ¿Qué pasará si Chávez no se posesiona? ¿Hasta cuándo podrá el chavismo ocupar el poder sin haber posesionado al Presidente? ¿Cómo podrá la oposición lograr que se respeten los procedimientos democráticos y se realicen elecciones cuando la estructura institucional ha sido reformada y condicionada para ser leal a la revolución ‘bolivariana’? En el escenario también estamos ad portas de elecciones en Ecuador donde Correa -pese a los escándalos que ha provocado su insistente manera de violar la libertad de expresión- inicia la carrera presidencial como favorito. En Colombia todavía recordamos la gravedad de los indicios del computador de ‘Raúl Reyes’, donde se mostraba su apoyo al grupo terrorista y la financiación de su campaña con dineros provenientes de las drogas, el secuestro… ¿Qué es lo que mantiene a Correa en sintonía con los ecuatorianos? En Chile, Michelle Bachelet parece favorita; su llegada pondrá a prueba las protestas estudiantiles. Aquellas aparecieron frente al gobierno de derecha, pese a que la estructura de las universidades y la educación llevaban mucho tiempo así. ¿Protestarán los estudiantes contra la Bachelet; o eran protestas contra el ejercicio del poder de una ideología que no comparten? En Colombia hay que reconocerle al Gobierno un esfuerzo en los últimos días por combatir la delincuencia en el país, haber aprobado el fuero militar e intentar mostrarse contundente militarmente contra las Farc. Sin embargo, sorprende que el Presidente insista en atribuir el sentimiento de inseguridad con el que vivimos los colombianos bajo su gobierno, a una percepción injustificada. Hoy en día los violentos han recuperado el control sobre bastas áreas del territorio. Ahí, con sus armas, dominan y mandan. No hay tantos muertos, porque no hay enfrentamientos; el Ejército no llega y los civiles deben someterse a ese poder ilegal: obedecer sus órdenes, su mando, incluso someterse a los decretos de paro armado. ¿Esta disminución de los homicidios significa seguridad? Y continúan las negociaciones para otorgarles poder político a los violentos; ¿se convertirán los otros grupos armados ilegales en sucesores de las Farc, para que dentro de 50 años de lucha también otros gobiernos débiles les otorguen beneficios? ¿Se consolidará la violencia como mecanismo para obtener efectos políticos? ¿Vamos a seguir por la senda de que los violentos nos dicten las políticas estructurales del país? http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/preguntas-para-este-ano