Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


sábado, marzo 13, 2010

Garzón, el vice

La selección de Angelino Garzón como fórmula vicepresidencial de Juan Manuel Santos, podría interpretarse como una jugada que amplía horizontes políticos, pero en términos de potenciales electores quita más de lo que pone.

Para muchos, Santos ya tiene consolidada la imagen de la seguridad democrática pues ejerció -con éxito- las funciones de ministro de Defensa en el período más productivo de ese campo (‘Raúl Reyes’ fue dado de baja y se realizó la ‘Operación Jaque’). Por ello, sostienen, debía buscar un vicepresidente que le diera a su campaña un contexto social. Garzón con amplió recorrido como sindicalista, ex ministro de Trabajo y ex gobernador del Valle representa una izquierda moderada. Esto -en teoría- disminuye la percepción de Santos como parte de la oligarquía bogotana y un proyecto de derecha, y lo convierte en un candidato con una oferta social atractiva.

Aún así su selección no pone votos. Ningún elector de filiación izquierdista que no fuera a votar por Santos lo haría por la presencia de Garzón; buscará opciones más concretas en el Polo o en el Partido Liberal que también ofrecer alternativas de ese corte. La izquierda está bien representada en el Polo. Clara López Obregón promete ampliar el espectro de la participación femenina por sus preclaras condiciones intelectuales, tecnócrata eficiente y política versada. Así que voto de esa tendencia no será atraído.

Si bien Garzón ha tenido cercanía con el presidente Uribe, su vinculación con el gobierno Pastrana es más notable. Así, la selección de Santos, compañero de aquel gobierno, puede ser un intento por acercar la masa conservadora y enfrentar el proyecto de Noemí -al que el ex presidente Pastrana parece vinculado-. No lo logra. Noemí mantendrá a los pastranistas, pues la aversión a Uribe es más persistente, y, además, los conservadores no se sienten representados en Garzón.

En el contexto uribista el panorama tampoco es alentador. No le conviene a Santos explotar sus vínculos pastranistas pues muchos uribistas son reaccionarios a las políticas de aquel gobierno. Uno de los defectos de Santos -como político y no como tecnócrata- es precisamente que ha pasado por gobiernos de contexturas políticas muy distintas. Esta pertenencia falta de identidad definida causa inquietud en el electorado fiel al presidente Uribe. El uribismo hubiera preferido un vicepresidente más enérgico y comprometido con Uribe.

Garzón no arrastrará ningún voto, pero si apartará muchos, pues aleja a Santos de lo que más votos significa para él: su conexión con el Presidente.

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Los medios de comunicación han radicado el origen de todos los males en el Congreso, pero es una de las instituciones más importantes de la democracia. Todos deberíamos votar por un candidato que tenga una estructura política similar a la propia, para que todas las corrientes de pensamiento estén representadas.

El Congreso no necesita técnicos, para eso están los ministerios. El político debe conocer los intereses de su región, haberla recorrido y sentido -sin que esto excluya las capacidades-. El compromiso político está ligando al sentido de comunidad y no a la vanidad personal.

No debemos confundir un buen político con una imagen publicitaria construida a base de derrochar fortunas. Hay razones sospechosas bajo esa campañas, pues el salario de congresista no compensa la inversión.

El País, Cali. Marzo 13 de 2010

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