Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


martes, octubre 13, 2009

Colombia y Uribe

El liderazgo de Uribe parece no venir de los líderes, todo lo contrario, Uribe es producto de un sentimiento nacional que en mucho desborda el querer y la comprensión de los políticos, los dirigentes gremiales, la academia y las demás organizaciones sociales. Así lo revela la encuesta que le realizó a 157 líderes y dirigentes la Misión de Observación Electoral, MOE. El 85,3% de los encuestados no está de acuerdo con la reelección; en tanto que en la última encuesta de ciudadanos comunes realizada por Ipsos-Napoleón Franco, el 66% está a favor del referendo.

Esta distancia entre la clase directiva y el querer general ha existido desde el principio. Cuando Uribe postuló su candidatura tuvo que hacerlo por fuera del Partido Liberal -que era el suyo- porque la dirigencia no lo respaldó. Su nombre creció a pesar de que el establecimiento no estaba a su lado ni contaba con el respaldo de muchos congresistas ni gremios. Cuando las masas empezaron a mostrar su predilección, las clases directivas tuvieron que salir tras él. El liderazgo -como lo dijo Saint-Exupéry- tiene más que ver con la capacidad de predicción de lo que los súbditos quieren hacer que con la actividad de mandar.

Habría que reconocer que Uribe gobierna como la mayoría de los colombianos esperaría que se hiciera, por eso el 78% tiene una imagen favorable y si las elecciones fueran hoy el 63% de los encuestados votaría por él. Aunque no es fácil conocer qué diferencia lo que los colombianos esperan de un mandatario frente a lo que esperan los dirigentes, la sola existencia de esta brecha abre un campo interesante para la especulación.

El argumento más simplista diría que los dirigentes tienen una idea más ‘formada’ y que, por lo tanto, aquella opinión difiere de la general, pues tiene un conocimiento más profundo de las consecuencias de largo plazo sobre la Nación. Semejante argumentación tiene el riesgo de desacreditar la democracia y el voto universal y nos devuelve a los precarios principios que inspiraron el despotismo ilustrado: el gobierno por y para el pueblo, pero sin el pueblo.

Avanzando en el campo especulativo, había que preguntarse si tiene que ver con la proyección a largo plazo del conflicto. Los dirigentes desaprueban las bases americanas en nuestro territorio en un 62%; mientras que la proporción es inversa en el ámbito general, donde el 58% está a favor y el 30% en contra.

Para la mayoría de los colombianos -62%- ya se ha hecho suficiente para disculparse con Ecuador por la incursión que diera de baja a ‘Raúl Reyes’. Esta cifra contrasta con el 66,4% de los dirigentes que desaprueba atacar objetivos militares en países vecinos con el argumento de la legítima defensa. Se puede entrever -porque no tenemos las cifras precisas- que el pueblo colombiano tiene mejor medido el impacto y las consecuentes del conflicto armado, en tanto que los líderes parecen menos aguerridos. Puede tener que ver con que el 69,8% de los dirigentes espera una solución negociada del conflicto.

Es innegable que los colombianos están enterados de cómo es Uribe y les gusta. A tal extremo que en ausencia de su candidatura el 19% de los colombianos no sabría por quién votar. Y aquellos definidos están empatados: Arias, Santos y Petro con un 11%, seguidos de cerca por el bloque Fajardo, Sanín y Pardo con el 7% y en ese mismo orden perciben la posibilidad de victoria de cada uno.
El País Cali, 10 de octubre de 2009

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