Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


miércoles, noviembre 23, 2011

El debate con los ecuatorianos

Lo primero que hay que puntualizar es que las acciones de un Presidente y su gobierno comprometen al país que lo eligió. Esa es la primera consecuencia de una democracia; al votar y elegir se otorga un mandato para que se actúe en representación de toda la Nación. Entonces, las decisiones del Jefe de Estado nos afectan a todos y nos comprometen a todos. Así las cosas, la decisión del expresidente Uribe de aprobar el bombardeo sobre territorio ecuatoriano para dar de baja a ‘Raúl Reyes’ comprometió a la Nación completa.

No es aceptable que Correa pretenda personalizar e individualizar en cabeza de el expresidente Uribe la decisión, o exigirles -como lo pretende el juez de Sucumbíos- a las personas que participaron en la operación Fenix responsabilidad por los hechos. Se trata de un tema nacional y así debe ser tratado; si los ecuatorianos tienen molestias sobre el asunto deben llevar a la Nación colombiana a los estrados internacionales. Los colombianos nos defenderemos; lo cierto es que ‘Raúl Reyes’ -uno de los líderes más importantes de la organización terrorista de las Farc- estaba en Ecuador como quedó demostrado en el operativo. Pese a las denuncias que había hecho nuestro país sobre su presencia, sobre los ataques que se hacían desde la frontera que servía de refugio a ese grupo de terrorismo, no hubo acciones de efectivas del Ecuador. Colombia no podía seguir siendo víctima de la incapacidad de control del Estado ecuatoriano sobre su territorio. Mas aún, en los computadores que se incautaron en esa operación surgieron muchas dudas sobre si esa inacción de la autoridad ecuatoriana era intencional, pues aparecieron evidencias que señalan donaciones de las Farc a la campaña de Correa y amistades cercanas con miembros de su gobierno. Eso también quedó descubierto con el operativo Fénix.

Las impertinencias de Correa y de su Canciller con Uribe son un insulto para Colombia, para su democracia; por eso nuestra Canciller tuvo que exigirles respeto. No debe olvidar Colombia su dignidad y lo que ha significado para este país la muerte de Reyes.

Sobre el problema de los camioneros hay también que hacer algunas precisiones. Ecuador ha amenazado con dejar la CAN por los ataques de los que han sido víctimas los transportadores del vecino país. Por supuesto que son absolutamente inaceptables que se dañen los vehículos y se ataque a sus conductores; las autoridades colombianas tienen que actuar y evitar atropellos. Esa violencia ha desfigurado el problema de fondo. La Canciller colombiana tiene que tener en cuenta lo que está pasando con los transportadores colombianos; tienen razón al estar molestos por la falta de competencia frente a sus colegas ecuatorianos y venezolanos; estos utilizan gasolina subsidiada y pueden ofrecer tarifas menores que les quitan las posibilidades de competir en igualdad de condiciones. Lo que es más, cuando los transportadores colombianos van al Ecuador o a Venezuela no les venden gasolina y sus viajes no pueden completarse. Además, hay denuncias sobre ataques contra los vehículos colombianos, incluso encarcelamientos de conductores y detención de vehículos colombianos sin razones en los vecinos países.

Las relaciones con los ecuatorianos se están complicando, hacemos votos para que el gobierno no deponga la dignidad y los intereses colombianos sólo para mantener relaciones amistosas con los vecinos. Las relaciones son buenas en la medida en que sean recíprocas y respetuosas; ser amigo para que nos abusen e irrespeten carece de sentido.

http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/debate-con-ecuatorianos
18 de nov de 2011

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