Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


sábado, junio 16, 2012

¿Paz con este Marco?

Se aprobó el Marco jurídico para la paz. Muchos están convencidos de que este es un paso que nos acerca a la ‘paz’. Basta recordar la historia reciente de Colombia para entender que se trata de un sueño, una ilusión de los colombianos. Lo cierto es que construir la paz es mucho más complejo de lo que desearíamos. Ojalá la paz pudiera conseguirse a través de una decisión legal. Sea lo primero, reflexionar por un momento en la noción de ‘paz’. Es un término cuyo uso reiterado lo ha ido vaciando de contenido. La paz para los colombianos es una idealización personalísima e íntima que no se limita a la negociación con uno o dos grupos de criminales. Esas negociaciones tienen resultados positivos, pues siempre será bueno tener menos personas en armas, sin embargo no pueden llamarse paz. Lo hemos vivido, luego de que desaparece por negociación un grupo, aparece otro. El narcotráfico y la cultura mafiosa han destruido la lógica de la vida en sociedad y los millones de dólares del ilícito financian e invitan a nuevos y peores crímenes. Es un círculo que además se nutre de que el resultado final de los violentos es positivo. El mensaje, ya aprendido por muchos, es que después de muchos años de violencia es posible ser perdonado y obtener, además, réditos políticos. Han existido ya muchas ofertas de amnistía e indultos, pero nunca han sido suficientes para las Farc. El expresidente Betancur hizo un intento de similar envergadura a las Farc, cuando todavía no era narcotraficante, y lo rechazaron categóricamente, el M-19 en cambio la abrazó y se reinsertó a la vida nacional. El expresidente Pastrana también se la jugó por un acuerdo, confiado en que alcanzaría un resultado fue generoso en ofertas y concesiones. La respuesta soberbia y ruin de los violentos bien la conoce el país. Es probable que no haya ningún diálogo y que de haberlo no se obtenga resultado. Las Farc no están interesadas tan sólo en un perdón y olvido. Si en ese grupo subsiste alguna ideología política no van a transarse tan sólo por concesiones en el ámbito judicial. Exigirán que Colombia se convierta en un Estado socialista o comunista. Pedirán una constituyente, representación política y una serie de privilegios y cesiones que no son posibles. No sólo porque es moralmente inaceptable que los violentos nos impongan las formas de gobierno, sino además porque ninguna nación de estos tiempos podría vincular a los terroristas, a los narcotraficantes como agentes del liderazgo político. Sería un exabrupto, un atropello al derecho internacional y a las víctimas. Si, en cambio, las Farc carecen de ideología política, la negociación tampoco es fácil. Se trata de agentes del narcotráfico y criminales que han ensamblado una sofisticada máquina de poder que se sustenta en el miedo de las comunidades. ¿Qué podría ofrecerles el Estado que pudiera compensar esos recursos? ¿Qué les otorgará igual sensación de superioridad sobre el resto de los colombianos? El Marco es un error estratégico. No se puede iniciar una negociación habiendo cedido todo lo que se pretendía conceder. Se estableció como mínimo, lo que debía ser el resultado final. Si había que hacer un ejercicio para limitar la justicia transicional hubiera sido necesario establecer más bien límites para que los gobernantes de turno no entreguen más de lo que la sociedad estaría dispuesta a entregar. Una legislación como la que se aprobó es una invitación para que los gobernantes sedientos de vanidad busquen resultados, sin pensar en el largo plazo. El País - 15 de junio de 2012 http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/paz-con-este-marco

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