Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


sábado, junio 20, 2009

Justicia, ¿forma de lucha?

Cuando los ideólogos de extrema izquierda hablan de utilizar todas las formas de lucha para conquistar el poder, en general, interpretamos que se trata de la combinación de los mecanismos de la política y la utilización de la violencia para amedrentar a la sociedad y aniquilar a los líderes de los otros sectores.

Pero hay ‘formas de lucha’ cuyo verdadero potencial había sido desconocido hasta ahora: la justicia y la ley. Las formas de la ley pueden ser utilizadas para liquidar a los adversarios políticos y para conquistar lo que no se consigue en las urnas y que la violencia no ha logrado sepultar.

Chávez ha sido un experto en la materia y empieza a propinar severos golpes ‘institucionales’ para debilitar y acabar con la oposición. Sobresalen la persecución al ex gobernador Rosales y al canal de televisión Rtvc. Les entabló acciones legales -amañadas y tramposas-, pero cobijadas por el manto de la legalidad.

Colombia puede estar frente a un caso similar, aunque más complejo. En Venezuela el Gobierno controla todas las instituciones y la persecución es evidente. En nuestro país, en cambio, se dice que el Gobierno controla todo, pero los únicos en la cárcel y con procesos que avanzan son los partidarios de éste.

No es claro cuál es el propósito de la Corte Suprema. Nadie sabe sus orígenes políticos, desconocemos si tienen objetivos políticos y permaneceremos sin saberlo, pues su elección por cooptación garantiza pactos inquebrantables entre sus miembros.

Aun así los indicios algo dicen: la Corte Suprema que investiga la ‘parapolítica’ a un ritmo contundente y severo. No sería preocupante si paralelamente a ello se hubieran desarrollado con igual vehemencia las investigaciones por la ‘Farcpolítica’. Más aún, la agilidad de la Corte sería digna de alabanza si los procedimientos con los que se llevan las investigaciones y las pruebas con las que se condena a los congresistas no estuvieran cubiertas por un halo oscuro. Fabio Ortega Márquez, magistrado auxiliar, fue retirado de sus funciones por expresar su opinión divergente en la manera como la Corte ha llevado tales juicios. Puso de presente la tragedia kafkiana de un proceso arbitrario –alejado de toda claridad jurídica- que, en sus propias palabras, le quita el sueño.

Pero, además, la Corte no tiene timidez para afrentar al Presidente. Lo ataca persiguiendo los movimientos políticos que lo favorecen: La ‘Yidispolítica’, la investigación a los congresistas que votaron el referendo y ahora un escándalo por lo que ellos consideran una investigación ilegal.

Como parte de la lucha contra el narcotráfico y la corrupción los bancos reportan las ‘transacciones sospechosas’ que la Uiaf debe investigar. Si usted o yo somos reportados, sobreviene una investigación.

Algunos magistrados han sido reportados y, en vez de dar explicaciones y hacer públicas sus cuentas, alegan que se trata de una investigación ilegal. Es legal, es el cumplimento de una función ¿o será que los magistrados son ciudadanos especiales que se salen del control de los organismos del Estado?

Vale la pena reflexionar otra vez sobre la configuración de una corte que se autoelige y se autojuzga y ahora pretende estar por fuera de cualquier control.

20 de junio de 2009

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