Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


martes, abril 13, 2010

Enlaces y desenlaces

El desarrollo de las campañas para la elección del Presidente de Colombia evidencia una sola cosa: las mayorías colombianas querían reelegir a Uribe; sin él como candidato hay mucha fluctuación de la intención de voto.

Si los candidatos se analizan desde el punto de vista individual aparecen resquemores. Han salido a relucir –como se esperaba– las acciones de Santos como ministro de otros gobiernos que en nada se parecen al de Uribe. Sus gestiones –adecuadas como tecnócrata– se contradicen con la visión certera y clara del presidente Uribe.

El debate sobre si el Partido Conservador debe acompañar a Sanín ha dañado las perspectivas de la candidata. Ella ha sido la más uribista en su discurso, pero los uribistas no la reconocen así, por su comportamiento al volver al país y porque su campaña está dirigida por el sector conservador antiuribista. Los enfrentados consideran que al haberse hecho una consulta abierta muchos colombianos sin ser conservadores –y sin la intención de posteriormente votar por esa candidata– votaron por Noemí para frustrar las aspiraciones de Arias, más cercano a Uribe. La salida de conservadores con alto renombre dentro de las filas del Partido es un boquete por el que podrá salirse mucha agua. La actitud de la directiva de obligar a permanecer a través de sanciones ha hecho mucho daño. Ha mostrado una debilidad que se ha interpretado como el anuncio de un barco que se hunde. Ya empiezan los primeros a dejarlo.

Hay confusión. Hay dificultades a la hora de elegir lo que más se le parece, porque al fin y al cabo Uribe es sólo Uribe.

El crecimiento de Mockus responde precisamente a esto. Mockus representa una alternativa que suspende el debate sobre quién es más cercano a Uribe, y nos coloca frente a una propuesta diferente que encarna él mismo. La unión con Fajardo le da a los independientes una propuesta concreta con coherencia ideológica.

El gran problema que genera Mockus es la imposibilidad de predecir cómo será su gobierno. Si bien los colombianos estamos acostumbrados a que votar es un acto de valentía, pues con independencia a lo que se analice del candidato podemos tener sorpresas que desilusionan y frustran; el voto por Mockus es misterioso. Evidentemente él cree en la pedagogía; pero lo que ello pueda significar en el plano del manejo de la Nación no es claro. ¿Cuál será su postura frente a la guerrilla? ¿Frente a Chávez? ¿Frente los pretendidos juicios en Ecuador a la cúpula del Ejercito Nacional por el caso ‘Raúl Reyes’? ¿Frente al TLC? Y sobre todo, ¿cuál su actitud frente a la defensa de los ciudadanos?

Recuerdo haberlo oído decir que el derecho a la defensa era de segunda categoría; abogar por el desarme y usar un chaleco antibalas con un corazón. Era un acto simbólico; también llegaba al recinto rodeado de escoltas y en carro blindado. Si Mockus establece unas líneas básicas sobre las cuales podamos entender su proyecto, es probable que siga creciendo.

Santos pasará a la segunda vuelta, el duelo Noemí-Mockus aún está por resolverse.

***

¿Hasta qué punto es constitucional que una Corte conformada por magistrados sin representación política y sin ninguna legitimidad democrática imposibiliten el ejercicio del poder soberano del pueblo en su capacidad de modificar la Constitución? Es una pregunta que le queda a la historia, y una responsabilidad que cae directamente sobre esos magistrados, aunque no les conozcamos ni el nombre.

El País de Cali, sábado 10 de abril de 2010

No hay comentarios.: