Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


domingo, enero 23, 2011

¿Incluso del Estado?

Ser trabajador independiente tiene muchas dificultades; no hay estabilidad laboral, no hay vacaciones ni cesantías y además implica entrar en un régimen de seguridad social confuso, injusto y muy costoso. Y eso que los trabajadores independientes son el 41,2% de los empleados en el país.

El 80% de los independientes están afiliados al sistema de salud, pero sólo el 6,4% aporta a pensiones y 4,6% a riesgos profesionales. Hay varias razones que pueden explicarlo, la principal es que la salud se necesita siempre, es una necesidad inminente. Hasta el 2007 no era posible cotizar sólo en salud, todos estaban obligados a aportan también a pensiones. Así que los desempleados o los estudiantes o quienes tenían ingresos insuficientes tenían que escoger entre pagar ambas o renunciar al derecho principalísimo a la salud. Era una exclusión atroz y torpe que tardó mucho en resolverse.

Pero muchas otras complicaciones persisten. El salario mínimo es la base del sistema, debe cotizar mínimo sobre un smlm para salud y pensiones y para afiliarse a riesgos profesionales debe hacerlo al menos sobre dos. Así que cada vez que el salario se alza, los independientes se ven obligados a aumentar sus aportes, sin que eso necesariamente haya sucedido con sus ingresos. Según un estudio del Banco de la República, tan sólo el 5,9% de los trabajadores ganan un salario mínimo y el porcentaje disminuye cada año. El 29,9% gana menos de esa cifra. Eso significa que los pagos que tendrían que hacer para participar en la seguridad social serían el 40% de un salario mínimo.

Recordemos que tendrían que pagar el 12,5% para salud, 16,5% para pensiones, más retefuente del 10% y reteica de 1%, es decir, el 40% de sus ingresos o del salario mínimo. Es tan absurdo, que la norma permite que los independientes coticen sobre el 40% de sus ingresos. Aquello resuelve la imposibilidad mensual, pero causa un daño mayor. La pensión de jubilación será de esa pequeña fracción, sin importar que su esfuerzo económico ha sido más fuerte. Además, ante una licencia, una incapacidad o una maternidad el trabajador sólo percibirá el 40% de sus ingresos, severa disminución para una época difícil.

A pesar de que el cubrimiento de incapacidades o licencias sería posible en esa precaria forma, la realidad es que pocos independientes pueden hacer uso de ellas. Quienes trabajan por contratos de prestación de servicios, no pueden ejercer el derecho a enfermar o ser madres pues no hay posibilidad de suplir las vacancias temporales y simplemente se opta por terminar el contrato. Se contrata un servicio ininterrumpido que para nada tiene en cuenta las condiciones personales del contratista.

En detalles más simples tenemos que los formularios para inscribirse en el sistema son atroces; largos y difíciles. Así mismo, es difícil cambiar el salario que se usa como base de cotización. Es un sistema estático que no responde a las necesidades de los colombianos. Y eso que hay muchos trabajadores que además tienen que pagar IVA, contratar contadores y hacer declaraciones.

Este es un caso más donde el país que los técnicos tienen en la cabeza, no es el país real en el que vivimos. Se crea un sistema para los asalariados donde todo fluye para ellos; y un régimen complejo, incompleto, costoso y excepcional para los independientes; lo curioso es que hay casi siete millones y medio de trabajadores independientes, casi la mitad del mercado laboral.

El País, Cali. 22 de enero de 2011
http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/incluso-del-estado

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