Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


viernes, enero 14, 2011

Salario mínimo e inflación

Es una mala noticia que la inflación esté reapareciendo en el mundo. En noviembre China tenía ya una inflación de 5,1, India de 11% y la Eurozona llegó al 2,2%. En Latinoamérica las cosas tampoco fueron buenas Brasil 5,3%, Argentina 10% y la más alta en el mundo la tuvo Venezuela con más del 28%. En Colombia la inflación también superó la meta del Banco de la República y se colocó en un 3,17%.

Este aumento de precios tiene varios efectos; el primero es que para combatir la inflación se aumentan las tasas de interés y el dinero circulante es apropiado por los bancos. Las altas tasas de interés nos hacen menos competitivos, muchos negocios dejan de ser rentables y por ello se frena el crecimiento económico. En medio de esta especie de crisis económica las consecuencias son imprevisibles, veremos lo que pasa en China que este diciembre aumentó sus tasas de interés en 25 puntos.

Otro efecto es el que experimentan las personas con bajos ingresos. Su capacidad de compra disminuye. Hay precios que crecen más que otros, así que aquellos con bajos ingresos pueden quedar excluidos de ese consumo; esto es grave cuando los bienes son básicos. Si bien el IPC fue de 3,17%, ese porcentaje es un promedio, pues según el Dane, el combustible, la energía eléctrica, el gas, las tarifas de consultas médicas, de las aseguradoras de salud y los servicios bancarios subieron entre el 6 y 11%. El precio de los alimentos es el más preocupante, la cebolla aumentó 75%, las hortalizas y legumbres el 56%, la panela el 22% y el azúcar el 21%.

En el contexto mundial el alza de precios de los alimentos fue generalizada. Naciones Unidas informó que en diciembre el índice de precios de alimentos llegó a un máximo histórico, superando el aumento que dio lugar a la crisis alimentaria en 2008. Ello está vinculado a las alzas del azúcar y cereales como el maíz y el trigo y a los aceites; alimentos básicos que se han convertido en biocombustibles y que ahora están sometidos a ese fluctuante mercado. En Colombia el invierno puede ser una de las causas. El Ministro de Agricultura insiste en que no se trata de escasez de alimentos sino de problemas en el transporte. Puede ser la estructura de oligopolio, un mercado dominado por un número pequeño de distribuidores de los alimentos, les da poder para aumentar los precios, sin que los productores se beneficien.

La capacidad adquisitiva de los más pobres está afectado, y el salario mínimo sólo aumentó en 3,43% lo que significa que el incremento real es sólo del 0,23%. Los sindicatos han solicitado que suba el 6% cifra que, para ellos, compensaría la inflación y le daría a los trabajadores mayor capacidad de consumo.

La cuestión es que incrementar el salario mínimo no soluciona el problema. La mayoría de los colombianos, más del 50%, ganan menos de un salario mínimo y trabajan en la informalidad. Desde este punto de vista el salario mínimo es un beneficio restringido a los trabajadores que están vinculados formalmente. Además un salario mínimo más costoso puede significar un alza en el costo de todo lo que producimos. Ello desdibuja el añadido de la capacidad adquisitiva de los asalariados y incluso agrava la situación de los informales.

Superar las desigualdades sociales no es un tema de subir un salario, hay que pensar en soluciones que doten a la sociedad de más oportunidades y empleos más calificados. La construcción de una clase media creciente sigue siendo el reto.
El País Cali, 7 de enero de 2011
http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/paloma-valencia-laserna/salario-minimo-e-inflacion

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