Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


sábado, abril 07, 2007

Violencia: ¿una entrada a la política?

Es inaceptable que el Polo (PDA) invite al ELN a participar en política, sin que se haya llegado siquiera a un acuerdo de paz con ese grupo guerrillero. El hecho sobretodo devela la idea terrible que se ha ido almacenando el inconsciente colombiano de que la violencia es una plataforma para una carrera política. Tenemos que erradicar esa impresión. Nada puede justificar la violencia y una sociedad sana no puede aceptarla como modo de vida, y mucho menos premiarla con cargos de dirección.

Es preciso distinguir la violencia de la guerra; en la guerra el enfrentamiento es frentero y entre grupos igualmente armados y dispuestos para tal propósito; sin ataques a los pueblos, secuestros, masacres y extorsiones. Hay también una diferencia sustantiva entre un mártir y un fanático: el primero está dispuesto a morir por lo que creé y el fanático esta dispuesto a matar por lo que creé. Son dos actitudes vitales distintas y dos caracteres opuestos: el primero admirable y propio del idealista y el santo, el otro simplemente está poseído por la soberbia.

Pero en Colombia ha habido muchos fanáticos políticos violentos alabados y admirados, y por eso las masas han tenido malos ejemplos y lecturas equivocadas de los hechos. Es así como muchos compatriotas están convencidos que violencia es una herramienta política aceptable y un signo de valentía o un medio para grandes fines y nobles propósitos. Un tendencia escabrosa ha ido creciendo hasta aberraciones como la de Garavito, el violador y asesino de más de un centenar de niños, que anunció su arrepentimiento y seguidamente dijo que quería iniciar su carrera política siendo Senador.

En este contexto no es aceptable la invitación del PDA a los guerrilleros del ELN para que participen activamente en política. El ELN para “liberarnos” de la inequidad y la explotación ha sido causa de devastación, ruina y dolor entre los colombianos. Por ejemplo, son los secuestrados del ELN los que nos cuentan las historias mas espeluznantes de su cautiverio donde son torturados y enterrados en vivos en huecos, los autores de masacres, voladuras de oleoductos para extorsionar a las petroleras, sin que importe el riesgo social –como la masacre de Machuca- o los daños ecológicos causados por derramamientos de crudo más grandes que el Exxon Baldes. La sociedad ya es generosa con al ofrecerles una reincorporación a la vida civil en los términos de la ley de justicia y paz.

Sorprende además que la invitación sea precisamente del PDA. Son ellos los críticos más vehementes del proceso de paz con los paramilitares por considerar que la ley es laxa y que no sanciona suficientemente los crímenes atroces que cometieron esos bandidos. Ahora, frente a los terroristas de izquierda se muestras más serenos, blandos y comprensivos, al punto de invitarlos a hacer parte activa de su partido.¿Qué sería del partido que invitara a los jefes paramilitares a hacer parte del juego político?

Pareciera que el Polo no tiene problemas con violencia ni con la aplicación de la justicia, sino con la ideología política que las inspira. Sí es violencia de derecha, es reprochable e imperdonable y merece toda la sanción hasta el extremo fatal de rechazar el actual proceso de paz con los paras; pero sí es violencia de izquierda no solo aceptable, sino que es deseable que sus ejecutores sean personajes políticos de primera línea.

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