Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


sábado, marzo 21, 2009

Gobierno Gaviria

Ad portas del próximo debate político, vale la pena recordar algunos aspectos del gobierno del presidente César Gaviria, jefe del Partido Liberal. Para que el debate no se convierta en una simple cátedra de lo que habría que hacer, es fundamental tener presente las ejecutorias de cada figura, cuando ya unos tuvieron a cargo la Nación. A esa administración le atribuimos cuatro fallas que afectaron gravemente la configuración del país y cuyas consecuencias son aún visibles.

Por una parte, aprovechó el desprestigio del Congreso para cerrarlo. Ello reafirmó la devaluación de esa institución que aún hoy está sumida bajo esa mancha. El hecho es especialmente grave, si tenemos en cuenta que el Congreso es la institución destinada a la toma de decisiones políticas. Destruyó la legitimidad que otorga el voto popular donde se expresan los diferentes grupos de interés y las prioridades de los colombianos. Esta desfiguración del Congreso rompe el equilibrio del poder público.

Inició una lucha contra el cartel de Medellín, descuidando irresponsablemente el enfrentamiento contra la guerrilla y los paramilitares. El resultado fue que esos ejércitos asumieron el rol del narcotraficante y redoblaron su capacidad de destruir el país. Son consecuencias que aún hoy permanecen.

Otra falta fue la Constitución de 1991. La séptima papeleta que se incluyó en la elección de 1990 ‘legitimó’ la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente y el cierre del Congreso. La votación que obtuvieron los constituyentes fue insignificante y mostró gran apatía de la Nación ante éste, que debió ser un importante fenómeno. La legitimación le correspondió a los medios de comunicación, que presionaron a la Corte Suprema para que aprobara la legalidad de la convocatoria -que era inconstitucional- y la han vendido como una de las manifestaciones democráticas más importantes de los últimos tiempos.

Esa Constituyente estuvo permeada por intereses de los extraditables, quienes ejercieron presión mediante poderosos recursos económicos. Volvemos a recordarlo con los escándalos actuales, donde algunos constituyentes están siendo acusados de haber recibido dinero de Pablo Escobar para eliminar la extradición -me refiero a la acusación de Salazar Pineda contra Rojas Birry-. Los problemas de una Constitución elaborada bajo esas tensiones no se hicieron esperar: el ex presidente Pastrana Borrero, jefe del Partido Conservador, renunció a su calidad de constituyente por considerar inapropiados los poderes exorbitantes que se atribuían al presidente Gaviria. Tan patético llegó a ser su desarrollo, que los constituyentes firmaron un texto en blanco.

Finalmente, el gobierno Gaviria se embarcó en las políticas neoliberales sobre apertura económica, pero lo hizo sin la debida planeación y gradualidad. El resultado también perduró mucho tiempo, la crisis de la industria colombiana fue muy profunda. Así mismo, el sector agrario inició un duro proceso de decadencia. Al mismo tiempo, este gobierno indujo al Estado en un gasto público exorbitante financiado por la privatización de muchos activos públicos, como hidroeléctricas, y el mayor fraude contra el Estado: Puertos de Colombia. Ese gasto no podía ser sostenible -un día se terminarían los activos- y precisamente por ello era inconveniente, pues reducir el gasto público es una tarea muy difícil -casi imposible- de lograr.

Recordar y no olvidar.
Marzo 21 de 2009
http://www.elpais.com.co/paisonline/ediciones_anteriores/ediciones.php?p=/historico/mar212009/PRI

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