Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


domingo, julio 22, 2007

Dos reflexiones sobre la consulta

La consulta del pasado domingo mostró una Registraduría poco preparada para las elecciones de octubre. Sorprende el costo: $36.000 millones, mucho más que anteriores consultas del liberalismo, conservatismo y Polo que costaron aproximadamente $3.000 millones cada una. Por otra parte, el diseño del tarjetón -donde estaban todas las consultas en una sola hoja- generó dificultades. No hay claridad sobre el número de votos de los partidos, por ejemplo: en la consulta del PDA para la Alcaldía en Cali, la Registraduría dice que el Polo tuvo 8.715, de los cuales 3.810 fueron por candidatos de ese partido, 755 en blanco, 501 nulos y 3.649 tarjetas no marcadas. Este resultado no confiable: es probable que el complicado tarjetón haya desalentado de marcar a esos 3.649 polistas, pero es mucho más creíble pensar que esos 3.649 votantes, quienes no marcaron la tarjeta del PDA, votaron por otras consultas: gobernador o asamblea o JAL y, por tanto, no son votos del PDA. No es posible aclararlo, pues la Registraduría no publicó el total de tarjetones depositados o el número de votantes. El diseño del tarjetón fue fatal también para los electores, en esa misma elección el 35,29% de los votos fueron nulos.

El proceso de escrutinio ha sido lento. Aún hoy no se conocen resultados distintos a los que se publicaron el lunes, cuando había municipios y departamentos donde el total de mesas escrutadas era bajísimo, como Tolima con el 66,79% escrutado y de Cundinamarca con sólo el 22,68% escrutado. Esto para escrutar 1,2 millones de votos, ¿cómo se comportará con diez millones?

Algunos políticos y periodistas han dicho que la falta de afluencia a la consulta obedece a que es un mecanismo nuevo y sostienen que debe mantenerse para garantizar que haya mayor democracia en los partidos. Disentimos de estas opiniones.

La gigantesca abstención volvió a demostrar que la mayoría de la población no está interesada en participar en los procesos internos de los partidos. No hubo muchos votos por dos razones: aquellos que votan atraídos por las maquinarias de los partidos en las elecciones reales, no les importa quien sea el candidato y el voto de opinión no acude al llamado de los partidos, este voto espera esas decisiones y luego escoge el candidato que más le gusta. ¿Quiénes votaron? Un pequeño voto de maquinaria y el grupo activo políticamente interesado en participar en la toma de decisiones, que también asiste -aunque sea de vez en cuando- a las reuniones de los partidos.

Para esos activistas políticos la elección directa no es el único mecanismo de participación ni el mejor. Las convenciones, reuniones, comités, comandos, directorios, entre otros, permiten que los partidos abran las puertas para que los interesados participen. Estos mecanismos son menos costosos, no desgastan el aparato estatal y contribuyen a que los partidos trabajen en sus estructuras permanente y directamente. Por otra parte, estar en sintonía con la comunidad no es algo que se le deba exigir a un partido. Un partido, con vocación de poder, necesariamente busca esta sintonía. En países como el nuestro, donde la disciplina partidista es endeble, un partido que escoge su candidato a dedo y desconoce el querer de sus seguidores, es derrotado. Los procedimientos democráticos al interior de los partidos no hay que garantizarlos con la ley, son necesarios en la practica.

Publicado en El Pais -Cali -Julio 14 de 2007
http://www.elpais.com.co/historico/jul142007/OPN/opi5.html

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