Columnas de opinión y análisis de la actualidad de Colombia publicadas los sábados en el periódico EL PAÍS - Cali


domingo, mayo 03, 2009

Valencia y Cali

Mayo 02 de 2009

El pasado 27 de abril celebramos el centenario del nacimiento de Guillermo León Valencia, quien no sólo fue el ‘Presidente de la paz’ sino, sobre todo, el gran promotor de la democracia. Los vínculos de Cali con Valencia son profundos, pero esa unión tuvo su cénit en los episodios del 10 de mayo, que fueron el epílogo para la caída del general Rojas Pinilla.

Cuando el general Rojas mostró sus intensiones de permanecer en el poder más allá del periodo para el que había sido elegido, las fuerzas de la Nación se conjugaron y escogieron de entre su prole dos hombres para enfrentar la debacle: Lleras y Valencia. El primer acto de unión nacional entre los partidos se dio durante 1956. La Universidad del Cauca le confirió el grado Honoris Causa a Valencia y el ex presidente Lleras, director único del Partido Liberal, estuvo en el evento. Valencia, con su poderosa oratoria, entonó un discurso sobre la necesidad del estado de derecho y la defensa de la libertad, la democracia y los partidos políticos, reclamando el derecho del pueblo a elegir libremente al Presidente de la República.

El general Rojas mantenía su cargo bajó la justificación de que, durante el ejercicio de su mandato, la violencia política había cedido, lo que era cierto. El pacto del 20 de marzo de 1957, el Manifiesto Conjunto de los Partidos determinó el nuevo rumbo de la política colombiana, basado en la concordia y el entendimiento. Este era el contexto que dio lugar al Frente Nacional: la voluntad de cambio.

Pero esas palabras debían pasar a hechos concretos. El 8 de abril de 1957 los partidos escogieron a Valencia como candidato nacional para el periodo 1958-1962. Valencia era el líder más prestigioso del conservatismo y tenía las puertas liberales abiertas, porque sus gestas políticas jamás fueron sectarias. Con ese nombre y ese proyecto, desde todos los sectores se exigió al Gobierno que devolviera a los colombianos el derecho de elegir democráticamente a su presidente.

Valencia, con su verbo en la tribuna y un estilógrafo en su mano, recorrió el país agitando el sentir democrático de la Nación y desafiando la opresión del Gobierno. Su palabra vivificadora y su valor a ultranza se derramaron con presteza sobre el país y la movilización popular fue incontenible. Por supuesto, esto no cayó bien en el Gobierno. El 29 de abril de 1957 Valencia fue detenido en Cali por el servicio de inteligencia. Había sostenido varias reuniones: en el Club Colombia y en la Hacienda Menga, de Harold Eder, donde pronunció discursos contra el Gobierno que sacudieron a la ciudadanía y enardecieron los ánimos. Cuando el Gobierno intentó impedir que llegara a Bogotá y lo ‘invitó’ a regresar a Popayán, Valencia fue irreducible y dijo que sólo regresaría muerto.

Este fue el detonante de la caída de Rojas. Cali se indignó: una ola de protestas de profesores, estudiantes, medios de comunicación, industria y clubes se extendió por la ciudad y luego por el país, hasta convertirse en el paro cívico nacional del 6 de mayo. El 3 de mayo, entre una multitud que lo acompañó al aeropuerto cantando el Himno Nacional y agitando pañuelos, Valencia salió de Cali hacia Bogotá.

El próximo 27 de mayo el presidente Uribe se hará presente en Popayán para rendir homenaje a este gran patriota. Los caleños y los colombianos podremos rememorar los esfuerzos que han sido necesarios para mantener la democracia y la libertad.

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